Un proyecto de ley busca crear una comisión investigadora sobre lo que se considera un “crimen de poder”, muchas veces silenciado durante la infancia y la adolescencia.

Claudia Balagué, actual diputada provincial y candidata a renovar su banca por el Frente por la Soberanía, impulsa un proyecto de ley con el fin de crear una comisión investigadora independiente sobre la violencia sexual en Santa Fe. La idea es hallar verdad y reparación para quienes fueron víctimas de tal delito durante la infancia y la adolescencia. “Muchas veces son tantos años silenciados y olvidados que generan traumas para toda la vida”, sostuvo la legisladora en diálogo con Ciudadanos (que se emite este domingo, a las 20, por Somos Santa Fe, Somos Rafaela y Somos Rosario). De prosperar la iniciativa, esta comisión sería la primera en el Latinoamérica. “

La propuesta legislativa de abordar la investigación en procura de la verdad y la reparación se apoya en la labor de la asociación civil Aralma. A propósito, Sonia Almada –una de las integrantes de la entidad– planteó que “la violencia sexual contra bebés, niños, niñas y adolescentes ha sido invisibilizada en toda la historia de la humanidad”. “No tenemos estadísticas ni políticas públicas dedicadas a la prevención y la recuperación de los y las sobrevivientes. Según Unicef, una de cada cinco mujeres y uno de cada 13 varones ha padecido violencia sexual durante la infancia y/o adolescencia. Es un problema realmente grave de salud pública”, remarcó la activista.  

Una de las virtudes de generar una comisión investigadora, acorde a las experiencias previas en otros países, radica en la obtención de estadísticas precisas. “Con este proyecto, esperamos que se acerquen a contar su verdad las víctimas desde 1930 al momento de la sanción de la ley. Lo reparatorio sería, primero, escuchar a las víctimas de la violencia. Además, tendríamos la trazabilildad sobre quiénes son los pederastas. Esto es un crimen por desigualdad de poder”, definió Almada.

Por su parte, Norma Fernández –también partícipe de Aralma– hizo hincapié en la enseñanza de la Educación Sexual Integral (ESI) que se dicta en las escuelas. A partir de los aprendizajes en torno al cuidado del propio cuerpo y del otro, los y las estudiantes “se acercan y cuentan ‘lo que a mí me pasó fue que me abusaron sexualmente’”. “La narrativa dada por sobrevivientes de abusos sexuales se defiende a sí misma. Es decir, el niño, la niña o el adolescente no lo puede contar porque en la asimetría de poder, el poder no sólo tiene que ver con la diferencia corporal sino también en lo que pude decir el adulto como ‘mirá que te puede pasar esto’”, explicó.

FuenteRDP
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