Esa es la clave para acompañar a chicos y chicas en un momento de la vida en el que no todo supone una problemática de salud mental.

“La adolescencia, en sí misma, es un proceso de cambios y de identificación. A veces se ve eso como tema de salud mental y no lo es. La rebeldía o la disconformidad son propias de las adolescencia porque marcar la diferencia con los progenitores o el sistema”. De esa forma, Fabio Omar Bastide, pediatra, especialista en Adolescencia e integrante de Casa Fusa, dio cuenta algunas cuestiones que son parte de ese momento de la vida en el que se forja buena parte de la identidad de una persona. Al ser consultado por ATP, el profesional remarcó que es la etapa “en la que se termina de formar la personalidad y el pensamiento”.

A instancias de la situación de aislamiento que impuso la pandemia de la Covid 19, en este último período se pudo observar que los y las adolescentes que comenzar a llevar su vida social con “conflictos”. “Hubo alteraciones del sueño y de la actividad física”, entre otras cuestiones.

En paralelo, la Educación Sexual Integral (ESI) ha logrado promover mayores inquietudes entre las adolescencias. “Hay que darle palabra y lugar al adolescente para que pueda explayarse en sus pensamientos y necesidades. Sobre todo en relación con los cambios corporales y de percepción de su corporalidad. Ahora se puede hablar más sobre los cambios corporales que, a veces, no son los deseados”, sostuvo Bastide en alusión a las infancias y adolescencias trans.

En tal sentido, el médico alentó “escuchar y ver”. Es decir, “si una niña no se quiere poner un vestido algo está diciendo –ejemplificó–. Los adultos tenemos que sacarnos el prototipo de lo blanco y negro para que los chicos tengan la libertad de expresar. Si logramos eso, vamos a tener una buena salud mental”, sin la necesidad de patologizar la conducta de las infancias y adolescencias.

FuenteRDP
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