Tiene una escuela que está cerrada desde marzo y una granja. Pidió cruzar los dedos por los resultados. Desde el 20 de junio, sólo tuvo unas líneas de fiebre.

El mapa mundial del coronavirus dice que ya hay más de 18 millones y medio de de casos y más de 700 mil personas fallecidas.

Diferentes instituciones, públicas, privadas, educativas, formativas, empresariales entre otras, emprendieron una carrera para encontrar la cura a la enfermedad que produjo la pandemia.

En este marco, el 20 de junio, a Pablo Andrés Berra, argentino de 54 años que vive en Sudáfrica, le aplicaron la vacuna contra el COVID-19 que elaboraron en la Universidad de Oxford junto con el laboratorio AstraZeneca.

El lunes 27 tuvo su primer control en el laboratorio de la Universidad de Witts, en Johannesburgo. “Esa primera semana, el segundo día después de la inyección, tuve un poquito de fiebre durante 48 horas. Fueron 37,9, más dolores musculares y chuchos de frío. Me mandaron a tomar paracetamol y anduve bien con eso”, le dijo en una nota al programa televisivo Apto para Todo Público.

«La cosa acá está jorobada en Sudáfrica porque no tuvimos una cuarentena estricta, pero con el agravante de que el sudafricano nunca le hizo caso a las recomendaciones de los medios de comunicación», narró.

«Recién cuando vieron que sus personas cercanas se contagiaron toman las recomendaciones, así hemos terminado en la quinta posición del mundo en cantidad de casos, hace unos días superamos el medio millón de contagiados y la situación en agosto está compleja», sostuvo.

«Supongo que por eso la Universidad de Oxford termina optando por Sudáfrica, Brasil y en unos días la India para buscar voluntarios para aplicar la vacuna en esta última parte de la experimentación», fundamentó.

«Hubo una convocatoria por los medios, envié un correo electrónico, y a los 10 o 15 minutos me llamaron desde el laboratorio para que al día siguiente empezara con los estudios», contó acerca del modo en el que se decidió a ser voluntario de la prueba.

En Sudáfrica, Pablo se dedica a la docencia: «tenemos un colegio que está cerrado desde marzo, no sabemos cuándo volveremos a abrir, también tenemos una granjita que tiene un par de hectáreas que nos ayuda económicamente en estos tiempos», contó.

Respecto de las garantías que puede haber en el proceso, Berra dijo que «hay bastantes nombres importantes como la Universidad y el laboratorio de Oxford, los gobiernos de Estados Unidos y de Gran Bretaña, la fundación Gate, nunca he tenido miedo de nada».

En esta prueba son 2020 voluntarios, de los cuales la mitad tienen placebos. «Soy el único argentino y me saludan por mi nombre, me hice conocido por tener un nombre diferente», dijo entre risas.

Por último, comentó que «los dispositivos están preparados para que lo peor ocurra en agosto, crucemos los dedos para que no sea tan feo como lo pintan, y que se apruebe esta vacuna o cualquiera que esté en competencia».

 

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