Se cumplen 19 años del asesinato de una decena de internos, producto de un enfrentamiento dentro de la cárcel. Motines, superpoblación y una sucesión de conflictos confluyeron en una olla a presión.

La historia señala que el 11 de abril de 2005 ha sido una fecha clave para la vida en las cárceles provinciales. Ese día estalló una masacre en el penal de Coronda, como consecuencia de sucesivos motines, superpoblación, mensajes al gobierno de Jorge Obeid y una violencia descontrolada. El resultado no fue otro que las muertes de una decena de internos como efecto de un enfrentamiento comandado por una banda, con los carcelarios como escudos humanos.

Aquel día, el primer periodista en ingresar a la cárcel fue Marcelo Colombo, quien jugó el rol de “garantía” para que el conflicto de destrabara. Este martes, el propio periodista mantuvo una comunicación con ATP y recordó lo acontecido durante esos días.  

“En la previa hubo una muerte de un interno. Eso fue el punto de partida de lo que fueron los incidentes. Se hablaba de santafesinos contra rosarinos”, recordó y aclaró que esa oposición no fue efectivamente la razón de la masacre. En rigor, “fue un comando organizado para vengar una muerte” el motor del desastre.

“Estaba ‘la banda de la gorra’ formado por un grupo de jóvenes que usaban gorritas. Un grupo de rosarinos había logrado salir y ser trasladado a otros pabellones de buenas conducta”, evocó Colombo. Pero “la banda de la gorra” empezó a hacer cosas “con los mismos internos que fueron imperdonables”. “Por ejemplo, un interno llegaba al penal con zapatillas nuevas, le metían una puñalada y le robaban las zapatillas. En los patios, esta banda armaba ranchadas en los patios y metían familias de los presos y violaban a madres o hijas”.

En estas circunstancias, “fui el primero en ingresar al penal, en ser parte de la negociación”, acotó el periodista. “Las cosas se había desmadrado, los presos solicitaban que ingresara la prensa para tener una garantía. A la noche salió un  penitenciario. Me comentó la situación y me preguntó si quería entrar para oficiar de garantía, lo tenía que hacer con una cámara. La idea era caminar por un pasillo. Los presos estaban amotinados y la idea era que me vieran para poder llevar adelante la negociación”, destacó.

Por aquellos años, “se hablaba de que existían complicidades para que se desarrollaran motines con el fin de que destruyera el penal y el gobierno tuviera que gastar; más la superpoblación carcelaria”. “En ese contexto se daba la masacre de Coronda”, definió el periodista corondino.

En la comparación de aquellos días con lo que sucede en la actualidad  en las cárceles de Santa Fe, Colombo sostuvo que “a partir de la masacre, al preso se le empezó a dar todo lo que pedía. Se ablandaron los controles y se desactivaron muchos conflictos. Hoy, hay una situación similar en cantidad de internos por la superpoblación, pero no está aquella olla a presión”, diferenció y sintetizó: “En aquel momento no se hablaba de los clanes de drogas, pero desde adentro de los penales empezó a haber a la interacción con el afuera”.

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