El reportero gráfico fue asesinado después de ser secuestrado en Pinamar por un grupo de policías y civiles, bajo las órdenes del jefe de seguridad del empresario Alfredo Yabrán.

El mundo del periodismo cambió en Argentina luego del 25 de enero de 1997. Durante esa madrugada, el reportero gráfico de Noticias José Luis Cabezas fue asesinado por órdenes de Alfredo Yabrán, uno de los empresarios más poderosos del país. El desencadenante del crimen había sido una foto. Es que, hasta el verano de 1996, Yabrán era invisible: nadie conocía su rostro, a pesar de su impronta en el mundo empresarial y político. Sin embargo, eso cambió cuando Cabezas logró sacar a la luz el aspecto del «cartero» (como lo apodaban), algo que le costaría la vida.

El 16 de febrero de 1996 el fotógrafo había tomado una instantánea del enigmático empresario propietario de la empresa OCA durante la cobertura de verano que realizaba junto al periodista Gabriel Michi para la revista Noticias.

Yabrán tenía vínculos con las esferas más altas del poder y utilizaba sus compañías para lavar el dinero del narcotráfico y el tráfico ilegal de armas. Sin embargo, operaba desde las sombras, siendo que su existencia era desconocida para el ojo público.

No obstante, eso cambió cuando, en 1996, en una prolongada exposición ante la Cámara de Diputados, el entonces ministro de Economía, Domingo Cavallo, había denunciado que Yabrán “lideraba una mafia enquistada en el poder”. “¿Quién es el señor Yabrán? ¡Nadie lo conoce! ¡Pero él sí va a conocer todas las pruebas que tenemos!”, clamó el funcionario.

Cavallo lo acusaba de liderar un entramado que controlaba la entrada y salida de bienes del  país, con posiciones dominantes en logística, seguridad, transporte y servicios aeroportuarios, además de la impresión de dinero y documentos oficiales y el manejo informático de Lotería Nacional.

Tras esas denuncias, Yabrán era buscado por todos los medios, pero no era una tarea fácil, ya que se desconocía su rostro. En una entrevista con la revista Noticias, previa a aquel verano, el empresario había lanzado una frase que luego tomaría sentido, con el asesinato del reportero gráfico: “Sacarme una foto a mí es como pegarme un tiro en la frente. Ni los servicios de inteligencia tienen una foto mía”.

La emblemática foto de Yabrán, con el torso desnudo, caminando en el balneario Marbella, fue publicada en la tapa de la revista Noticias en marzo de 1996 y se convirtió en un ícono del fotoperiodismo argentino. La investigación judicial posterior determinó que el empresario tomó la revelación de su imagen como una afrenta que no estaba dispuesto a perdonar.

“José Luis fue víctima de un poder que se sintió impune”, dijo Gabriel Michi, el periodista que en 1997 compartía con Cabezas la cobertura de la temporada veraniega en Pinamar. “Estábamos cubriendo la temporada en la Costa. En ese momento había una necesidad periodística de conseguir la foto de Yabrán, porque se le desconocía la cara”, contó el periodista.

“Con su foto, José Luis logró ponerle rostro al personaje más oscuro y poderoso de los años ’90. Con esa foto reveló muchos de los secretos que el poder no quería que salieran a la luz”, dijo.

“En el momento de las fotos sentimos una gran satisfacción profesional, porque era la foto que buscaba todo el periodismo. Nunca medimos que pudiera tener la consecuencia que tuvo: el asesinato de José Luis fue el primero de un trabajador de prensa desde el regreso de la democracia”, relató.

Y agregó: “Sin dudas, desde el punto de vista político, el crimen de Cabezas marcó un antes y un después. La reacción social que hubo fue el principio del final del menemismo, que protegió al autor intelectual del crimen, Yabrán, a quien no quiso soltarle la mano hasta último momento y trató de proteger de todas las maneras posibles”.

Antes del trágico desenlace, Cabezas era víctima de las consecuencias de haber tomado la fotografía. En ese sentido, después de la publicación, el fotógrafo y su pareja, Cristina Robledo, comenzaron a recibir amenazas telefónicas.

Más adelante, un funcionario de la intendencia de Pinamar, Blas Altieri, le confió a Cabezas que “gente de Yabrán” había indagado sobre la dirección donde se alojaría durante la cobertura de la temporada 1997. “Che, ¡sabés que una fuente nuestra me dijo que gente de Yabrán había estado tratando de averiguar mi dirección en Buenos Aires!”, dijo Cabezas a Michi.

Un mes antes del crimen, el policía de la bonaerense Gustavo Prellezo, condenado como uno de los autores materiales del hecho, se reunió con Yabrán en Buenos Aires, en las oficinas que el empresario tenía en Carlos Pellegrini al 1100. En esa reunión, el empresario le dijo que quería “pasar un verano tranquilo sin fotógrafos ni periodistas”, según declaró ante la justicia.

Sin saber lo que le deparaba, el verano del ’97 Michi y Cabezas volvieron a Pinamar. “Fuimos con el objetivo de conseguir una entrevista con Yabrán, sin saber que había un plan criminal en marcha”, relató el periodista.

El 24 de enero de 1997, Michi y Cabezas asistieron a una fiesta que ofreció el empresario Oscar Andreani en su casa de Pinamar. El periodista se retiró a las 4 mientras el fotógrafo abandonó la fiesta a las 5 en el vehículo en el que se desplazaban.

El crimen

Cabezas fue secuestrado por cinco hombres bajo las órdenes de Yabrán. Lo subieron a un automóvil Ford Fiesta blanco y lo llevaron a una cava de las afueras de Pinamar, a la altura del kilómetro 385 de la ruta 11.

De acuerdo con la investigación, la banda mixta detrás del hecho estaba encabezada por Gustavo Prellezo, quien había contratado como “mano de obra” a José Luis Auge, Horacio Braga, Sergio González y Héctor Retana. Estos últimos eran conocidos como “Los Horneros”, ya que eran delincuentes de la zona de la localidad platense de Los Hornos.

A su vez, junto a Prellezo actuaron otros policías de la Costa: Sergio Cammaratta, de Valeria del Mar; y Aníbal Luna, de Pinamar; mientras que Alberto “La Liebre” Gómez, comisario de esa última localidad balnearia, liberó la zona.

Cabezas fue golpeado, esposado con las manos en la espalda y obligado a arrodillarse en un descampado en las afueras de Pinamar para ser baleado en la nuca. A la mañana siguiente, el cuerpo del fotógrafo apareció dentro del Ford Fiesta incinerado con alcohol metílico.

El cadáver tenía sus manos esposadas y dos proyectiles de un arma calibre 32 alojados en la cavidad craneana. El reloj marca Tag Heuer que tenía Cabezas en la muñeca izquierda se paró a las 5.43.

Por el crimen fueron condenados a cadena perpetua nueve personas, entre ellas el jefe de seguridad de Yabrán, Gregorio Ríos, quien comandó a la banda mixta de policías y delincuentes comunes que fueron los autores materiales del hecho.

El 15 de mayo 1998, el juez federal de Dolores, José Luis Macchi, libró una orden de captura internacional para Yabrán, señalándolo como el autor intelectual del asesinato, después de que Silvia Belawsky –la esposa de Prellezo– acusara al empresario de haber planificado el asesinato.

Tras permanecer algunos días en condición de prófugo, el empresario postal se suicidó el 20 de mayo en el baño de su casa principal de la estancia San Ignacio, que tenía en la localidad de Gualeguaychú, en Entre Ríos, donde permanecía oculto. «Prefiero morir antes de que mis hijos me vean esposado entrando en la cárcel», fueron las últimas palabras del «cartero» según sus allegados.

El cadáver de Yabrán fue entregado a sus hermanos a las 3:00 de la madrugada del 21 de mayo de 1998, con expresa prohibición de ser cremado. Otrora un poderoso hombre con extensos vínculos con políticos y empresarios, fue enterrado en una ceremonia a la que no asistió ni su esposa.

La muerte de Yabrán generó inmediatamente una ola de sospechas acerca de la veracidad y comenzó a rodar en la sociedad la hipótesis de que se trataba de un suicidio fraguado. Sin embargo, durante la autopsia se recogieron evidencias que constataron que el cadáver era de él, a lo que se sumó el hecho de que distintos periodistas que vieron el cuerpo en la funeraria constataron ese dato y el empresario había escrito cartas de despedida.

Los asesinos

En febrero de 2000, Auge, González, Braga y Retana fueron condenados por la Cámara de Dolores a prisión perpetua. En el mismo juicio recibieron perpetua los policías Prellezo, Luna, Camaratta, y el ex custodio de Yabrán, Gregorio Ríos.

En noviembre de 2003, el Tribunal de Casación bonaerense redujo las condenas impuestas y, gracias a la ley del “2×1” entonces vigente, “Los Horneros”, con excepción de Retana que murió en la cárcel, fueron beneficiados con morigeraciones de la prisión.

-Gustavo Prellezo: ex policía de Mar de Ajó, fue quien contactó a la banda de Los Horneros como “mano de obra”. Fue condenado a reclusión perpetua como “autor material” del crimen en febrero de 2002, pero sólo pasó tras las rejas 13 años pese a que la sentencia fue ratificada en las máximas instancias judiciales de la provincia y del país.

Le otorgaron arresto domiciliario en 2010 y la libertad condicional en 2017. En la cárcel se recibió de abogado y a fines de 2021 cumplió la totalidad de la pena. En 2023 fue habilitado a ejercer, luego de que la Cámara en lo Contencioso Administrativo revoca la decisión del Colegio de Abogados de excluir su matrícula.

– Aníbal Luna: ex policía de Pinamar, fue condenado a prisión perpetua y en libertad condicional desde 2017. A pesar de eso, continúa la condena social: el municipio de General Madariaga, donde vive y donde asesinaron al fotógrafo, lo declaró persona no grata. Fue el último de los condenados en recuperar su libertad, aunque ya había salido de prisión gracias a la ley del «2×1». Sin embargo en 2012, la Suprema Corte de Justicia bonaerense revocó esa decisión y restableció los cómputos de pena formalizados por la Cámara Penal de Dolores.

– Gregorio Ríos: el exsargento del Ejército y jefe de la custodia de Yabrán considerado el autor “inmediato” del crimen. Fue condenado a perpetua en el primer juicio, pero en 2006 obtuvo la prisión domiciliaria y siete años después se le dio la pena por cumplida.

– Alberto “La Liebre” Gómez: condenado por liberar la zona en la que ocurrió el crimen, estuvo menos de diez años preso por el hecho. Recuperó la libertad en 2006 tras una decisión de la Cámara de Casación bonaerense.

– Sergio Camaratta: expolicía de Valeria del Mar, fue señalado por la Justicia como responsable de haberle hecho “un seguimiento” a Cabezas.

Fue condenado a prisión perpetua por integrar junto a Prellezo la banda de policías involucrada en el hecho. En 2006 lo liberaron, pero regresó a la cárcel en 2012, tras una revocación de su pena. Murió en el Penal de Dolores por problemas de salud en 2015.

– José Luis Auge: integrante de Los Horneros, fue condenado a prisión perpetua. Salió de la cárcel en 2004 por el 2×1, aunque volvió a ser detenido por incumplir con las normas de su libertad condicional.

En 2023 participó en uno de los spots de campaña de Fernando Burlando, quien había lanzado su precandidatura a gobernador de Buenos Aires. El abogado había filmado el video en el barrio de Los Hornos y Auge no solo aparecía abrazado al letrado, sino que además lo habría guiado y garantizado la seguridad de él y su equipo para realizar la filmación.

– Sergio González: otro integrante de Los Horneros, fue sentenciado a prisión perpetua, recibió una reducción de la condena y salió de la cárcel en 2006. También volvió a prisión por incumplir la condicional. En 2015 fue apresado por una causa vinculada al narcotráfico.

– Horacio Braga: el tercer miembro de la banda de Los Horneros que participó del crimen, recibió la misma condena perpetua y reducción de pena que los otros dos cómplices y fue liberado en 2007. También volvió quedar detenido por violar los términos de su liberación. Una vez en libertad, ejerció como procurador, trabajó en la ONG “Reinserción social dirigida”, encargada de ayudar a las personas presas a rearmar sus vidas luego de la cárcel, y también en la cooperativa textil kirchnerista Kbrones.

– Miguel Retana: el cuarto “Hornero” que participó del crimen fue sentenciado a prisión perpetua en 2000, murió en la cárcel un año después de un paro cardíaco luego de padecer una enfermedad.

Cuando el Tribunal de Dolores cerró la investigación por el crimen del reportero gráfico el 2 de febrero del 2000, confirmó que el instigador del homicidio había sido Yabrán, quien no pudo ser juzgado porque se había quitado la vida. A 27 años del crimen de José Luis Cabezas, todos los condenados se encuentran en libertad.

FuentePerfil
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