Un estudio realizado por el ingeniero Rubén Omar Gabellini detectó, en aquel momento, la contaminación presente. “La parte más difícil de descontaminar son los ríos subterráneos”, explicó.

Semanas atrás una pequeña falleció por sufrir las consecuencias de la presencia de plomo en sangre. Oriunda de la localidad de Ceres, el caso de la niña puso de manifiesto una irregularidad que data de años. A propósito, “ya habíamos encontrado plomo en 2005 en un estudio de impacto ambiental que habíamos hecho”, comentó el ingeniero Rubén Omar Gabellini, quien tuteló una investigación en 2008 para una firma que procuraba trabajar en la zona.

En aquella ocasión, “averiguamos algunas cosas del aire y del agua –relató el especialista en comunicación con ATP–. Plomo en agua hay. Es muy factible que el plomo pase de la placenta al feto”, ilustró.

El ingeniero químico, además, explicó que “el plomo es una enfermedad profesional, que se acumula en la sangre y empezó a pasar en el medioambiente”, en relación con lo que ha implicado la fábrica de baterías en la zona. “Hay muchos médicos que se van a dedicar a medicina laboral que deberían estudiar las cuestiones del medioambiente. Si produzco una contaminación dentro de una fábrica puedo transmitírsela a otros, luego puede pasar al agua. Ese agua no es potable, evidentemente”, aseveró. Y añadió: “Tomé las muestras y demostré que, en distintos lugares, había plomo”.

Ante la consulta sobre una contaminación generalizada, Gabellini aseveró de modo contundente: “Yo no tomaría agua en Ceres por prevención. Más cerca de la fábrica había más contaminación –agregó–. Habría que hacer nuevos análisis. La parte más difícil de descontaminar son los ríos subterráneos”.

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