Foto: La Poderosa.

Así lo dijo la referente de La Poderosa en Santa Fe. Indicó también que algunas personas que cobraron el IFE, donaron parte de esa suma a los comedores.

La Poderosa es una organización social compuesta 96 asambleas vecinales, presente en barrios vulnerables, villas y asentamientos en todas la provincias del país y hasta en otros países de Latinoamérica, como Uruguay, Cuba y Brasil.

Mediante talleres de educación popular, cooperativas de trabajo, debate permanente y lucha en las calles, buscan la transformación de los barrios, en pos de una sociedad justa e igualitaria.

En los últimos días, los medios tradicionales mencionaron seguido a la organización debido a la muerte de Ramona Medina, en el Barrio Padre Mugica, o la Villa 31.

«Se están empezando a ver las muertes»

En Santa Fe, desde barrio Chalet, la organización también se abre paso a la pobreza y la exclusión, para hacerles frente.

Claudia Albornoz, dirigente social y luchadora de varias causas es la cara visible de La Poderosa por estas latitudes litoraleñas.

Consultada por el programa televisivo Apto para Todo Público, acerca la situación y el escenario que está dejando la cuarentena, dijo que «primero fueron momentos de zozobra porque los barrios populares de Santa Fe, como en toda la Argentina, la primera problemática que tienen es el trabajo, desde la changa o lo que se pueda hacer para llevar comida del día a día, por eso quedarse en casa fue difícil, y por eso nos movimos rápidamente desde La Poderosa, para que las familias pudieran estar en sus hogares de la mejor manera».

Albornoz estableció que «en Santa Fe la diferencia es que no existe el gran nivel de hacinamiento que hay en Buenos Aires, pero sí viven muchas personas en una estructura que no está en condiciones de habitar».

También mencionó que «el comedor, que asiste durante el fin de semana a 50 familias, brinda 210 raciones por día, o sea, sábado y domingo hacemos 450 raciones, y al mes suman más de 1700, en esto nos encargamos particularmente de trabajar con la municipalidad, el gobierno provincial y nacional».

A modo de síntesis, la dirigente social afirmó: «primero fue muy desesperante, luego se pudo ordenar y hoy estamos en condiciones de cuidarnos y cuidar a otros».

En cuanto al incremento de la demanda de alimentos en los comedores del barrio, estimó que «aumentó entre 30% y 40%».

De la misma forma, dijo que «la solidaridad llega más rápido que las burocracias de los gobiernos, primero llegó la donación de los vecinos, luego la de las otras organizaciones, nos asistieron desde diferentes lugares, por ejemplo recibimos 1000 raciones desde la UNL, incluso, muchas personas que cobraron el IFE donaron una parte de eso para los comedores, eso es importantísimo que se pueda conocer».

Nunca pararon

«El 20 de marzo comenzamos a confeccionar barbijos para las compañeras que trabajan en los comedores y para donar a Casa Cuna, luego nos empezaron a pedir, y vendimos a la municipalidad a través de un convenio, los talleres siguieron funcionando, teniendo en cuenta todos los recaudos del distanciamiento social», especificó Albornoz.

«El comedor siguió funcionando, también tenemos un lavadero de autos, que es una cooperativa de chicos de 18 a 21 años, para lo que conseguimos un permiso porque es un lugar en espacio abierto y pudieron seguir trabajando», mencionó.

De la misma forma, la panificadora y la rotisería pudieron seguir trabajando a través de internet. Esto «es muy importante para nosotras, porque no es solamente que la cabeza está ocupada en algo que proveerá sustento para la familia, sino que permite pasar momentos críticos de otra manera para poder seguir adelante», fundamentó.

Tiempo

Sobre el contexto que deben atravesar las mujeres, debido al recrudecimento de ciertas situaciones que van desde una carga mayor de trabajo hasta la violencia de género, la dirigente social dijo que «debemos cuidar la casa, los niños y niñas que no pueden ir a la escuela, no nos alcanzan las 24 horas, nuestros días se transformaron en permanente recreación de tareas, además de que en su gran mayoría son mujeres quienes llevan adelante ollas populares, esta cuarentena estuvo sostenida en los barrios populares y en los sectores medios por las mujeres.

Conectividad

Albornoz también hizo hincapié en la necesidad de contar con una buena conexión a internet en los sectores populares y vulnerables.

«Nosotros tenemos internet en nuestro centro cultural, ahí es donde van las mamás para descargar las tareas de niñas y niños para después sacar fotocopias y poder hacer esa tarea, que a veces se convierte en algo muy complicado y muy difícil», comentó.

«Hay poca conectividad, cargar el teléfono con datos es complicado cuando el trabajo no es firme, es complejo cumplir con las tareas que pide la escuela, el acceso a internet es de 40%», enfatizó.

Por último, afirmó que «ojalá que la pospandemia nos encuentre como mejores personas, pero sobretodo que el trabajo se encuentre fortalecido».

 

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