El establecimiento funcionará en el edificio de la Escuela Primaria N° 1234 Profesor Luis Ravera, ubicada en Teniente Loza 7500. Permitirá que 45 personas obtengan el título secundario.

El gobierno de la provincia creó el anexo dependiente de la Escuela de Enseñanza Media para Adultos (Eempa) Nº 1331, que funcionará en el edificio de la Escuela Primaria N° 1234 “Profesor Luis Ravera”, ubicada en Teniente Loza 7500 del barrio San Agustín II, en el noroeste de la ciudad de Santa Fe.

La escuela arrancó las clases hace tres semanas con el Primer Año y ya cuenta con una matrícula de 45 alumnos que cursarán sus estudios en el establecimiento, para el que también se asignaron horas cátedra. Progresivamente, se irán incorporando los demás cursos en años sucesivos.

La nueva oferta contempla la necesidad de dar esta cobertura de nivel secundario a barrios de ese sector urbano, como San Agustín I y II, Yapeyú, Villa Hipódromo, La Tablada, entre otros, de donde provienen los alumnos ya inscriptos.

La ministra de Educación, Claudia Balagué, dijo que la apertura del Anexo 6331 “es una muestra más del compromiso de esta gestión política con la educación de jóvenes y adultos para quienes un título secundario significa una nueva oportunidad”, al tiempo que resaltó que la demanda de bancos en las Eempas es “una demostración de que la educación sí le importa a la gente”.

Por su parte, la directora provincial de Educación Permanente para Jóvenes y Adultos, Noemí Stara, destacó que con esta Eempa “estamos dando respuestas al barrio San Agustín y otros vecinos. Al garantizar el derecho a la educación de aquellos que en su momento no pudieron realizar la secundaria, estamos sembrando el camino de la inclusión en toda la provincia”.

“Es el sueño, es la deuda pendiente que hoy encuentra la ventanita de la esperanza para cumplir lo que no se pudo en su momento”, aseguró Stara.

En territorio

Ricardo Allende es personal directivo responsable del nuevo Anexo y dijo que los adultos que están asistiendo al primer año tienen entre 18 y 57 años y muchos de ellos están desempleados o tienen trabajos precarios.

“Como la política educativa es trabajar la inclusión, la creación de una Eempa significa dar las oportunidades necesarias a la gente del barrio, con la posibilidad de educación de calidad. Lo bueno es que surge de una demanda en el territorio donde viven, por lo que las herramientas que reciban las van a volcar en el barrio o en un estudio superior”, remarcó.

También subrayó la buena predisposición de los directivos de la escuela Ravera, donde funciona el Anexo, así como de la Eempa sede: “Ambas directoras nos recibieron muy bien y nos dieron el espacio necesario y los materiales para arrancar”.

Alumnos

Nancy Silva tiene 47 años y vivió el proceso mediante el cual una sobrina con hipoacusia terminó el secundario. “Confieso que me dio vergüenza y, al mismo tiempo, una enseñanza: ella pudo hacerlo y uno que tiene todas las posibilidades no lo hizo. Así que apenas me enteré que se abría, me anoté con mi hijo Emanuel, que tiene 22 años y había dejado la escuela”, contó esta vecina del barrio La Ranita.

“La verdad es que cuando me anoté tenía una emoción tremenda, le contaba a todo el mundo que me había anotado a la Eempa, parecía una adolescente”, adujo Nancy, quien trabaja en el área de Salud Mental como parte de un equipo de apoyo a los pacientes.

“Hacer el secundario me va a permitir tener más conocimiento y expresarme mejor en mi trabajo”, aseguró esta vecina, que dejó el secundario en 1983 y, cuando obtenga su título, quiere intentar alguna carrera universitaria vinculada con su labor.

“Claro que me cuesta retomar el estudio, pero los profesores son accesibles y nos ayudamos entre los compañeros. Mi hijo no me deja faltar porque vamos juntos”, cuenta.

Por su parte, otro alumno de la nueva Eempa, Mauro Chía, albañil de 22 años, expresó: “Soy del barrio y estoy muy contento por esta posibilidad. Me enteré por mi cuñado que se abría y enseguida me anoté porque siempre llegaba tarde a las Eempa de la zona; había cola para anotarse y nunca llegaba a inscribirme”.

Mauro dejó la escuela secundaria porque atravesaba problemas personales y ahora decidió que era el momento de retomarla. “Hace siete años que no agarro una lapicera o leo un libro. Ahora que volví al aula no me cuesta, me va bien, me gusta el inglés y las matemáticas, y los profesores nos ayudan”, sostuvo, al tiempo que consideró importante el horario de las clases y la cercanía con su domicilio.

FuentePrensa GSF
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