El precandidato a diputado nacional Martín Rosúa, quien disputa la interna dentro de Juntos por el Cambio, marcó las diferencias de la UCR con el PRO. Enunció sus proyectos parlamentarios, evaluó la coyuntura económica y alentó a “corregir errores”.

Martín Rosúa, quien encabeza la lista de diputados nacionales que disputa la interna en el marco de Juntos por el Cambio, expresó que “cada voto es un acto de confianza que genera la responsabilidad de saber representarlo de la mejor manera”. En su paso por ABC1 (que se emite este domingo, a las 23 por Somos Santa Fe y Somos Rafaela y a las 21 por Somos Rosario), el dirigente radical precisó que los próximos comicios definen “no volver hacia atrás”.

“Hace mucho tiempo que no tenemos una elección tan importante –remarcó–. Creo que no se toma la magnitud histórica de esta elección bisagra. Se decide si Argentina va hacia el camino de un populismo que cada vez tendrá tintes más autoritarios, o nos convertimos, definitivamente, en una república democrática en la que alternemos entre distintos partidos que tengamos la misma visión de respetar las instituciones y la Constitución, buscar consensos y tolerar el disenso”, argumentó quien se enfrenta a Federico Angelini en las PASO del 11 de agosto venidero.

Ya acerca del eventual trabajo parlamentario que le depare el resultado electoral, Rosúa indicó que los “diputados nacionales tienen que tener sus propios equipos de trabajo y, de esa forma, empezar a buscar cuáles son las modificaciones legislativas que hay que hacer para mejorarle la vida a la gente”. A modo de ejemplo, expuso su intención de trabajar sobre la Ley de Defensa de la Competencia “que hoy no tiene conformados los tribunales administrativos que son los que tienen que aplicar la multa cuando hay monopolios u oligopolios”. En paralelo, consideró necesario disponer de un sistema crediticio para el financiamiento de emprendedores, así como una ley de educación para el trabajo que implica “vincular la educación con el mundo del trabajo” en relación con “los sectores de la economía modernos que podrán crecer con los recursos humanos necesarios para hacerlo”.

A la hora de analizar cuestiones estructurales de la realidad argentina, el precandidato a legislador nacional apuntó al populismo. “El populismo hipoteca el futuro en función de brindar satisfacciones en el presente. Argentina busca constantemente soluciones para el presente a costa de hipotecar el futuro. Si vemos las políticas económicas de los últimos 70 años –profundizó–, nos damos cuenta que permanentemente vivimos con déficit fiscal y, producto de eso, con inflación, que tuvimos pocas etapas de crecimiento y enormes etapas recesivas. Eso es todo por pensar en el corto plazo”.

Al respecto, ponderó que la actual gestión macrista comenzó a tener una mirada a largo plazo en consonancia con la ley de economía del conocimiento y el acuerdo del Mercosur con la Unión Europea. “Son cuestiones que no van a brindar una satisfacción al bolsillo del ciudadano de manera inmediata, pero ayudan a construir un país y una economía sana que permita tener un crecimiento sostenido cuando la cosa arranque”, explicó.

A instancias del movimiento que suscitó el propio acuerdo, Rosúa puso el foco en que “los países más desarrollados del mundo son los que tienen más abiertas sus economías”. “Eso no significa que permitan un aluvión de importaciones –aclaró–, sino que comercian con el mundo. Y a los países que comercian con el mundo les va mejor”. Bajo esa conceptualización, el militante consideró que a Argentina “o se le abre una gran oportunidad o una enorme crisis”.

Y fundamentó: “Si al sector privado se le consigue crédito, se le moderniza la legislación laboral para que no le salga tan caro contratar empleados, se le hace una reforma tributaria, se le eliminan los impuestos distorsivos y se le baja la carga tributaria al nivel de los países con que se va a competir, se va a generar una mejora de la competitividad y nos podremos relacionar con el 20% del PBI del mundo”.

Ante la consulta sobre las dificultades que genera la inflación y el valor del dólar para la población, el precandidato esgrimió que el actual jefe de Estado, al momento de asumir, “no se encontró con ningún stock de capital, una inflación reprimida y el 7% de déficit fiscal”. Frente a eso, Macri se encontró –desde la mirada de Rosúa– con dos tipos de economistas: Alfonso Prat-Gay “y el gradualismo” y Carlos Melconian “y los ortodoxos”. Tras las decisiones que finalmente se adoptaron, “Argentina no tenía plan B”. “Hubiera sido más sano hacer un ajuste más fuerte de entrada cuando había capital político, pero se tuvo que realizar sin capital político y con el corsé del FMI”, precisó.

Así y todo, expresó que “todavía la macroeconomía se está acomodando y todavía no se nota en la micro”. De esa forma, “se está llegando al déficit fiscal cero primario, al superávit energético, que se exporta más que lo que se importa y que el Banco Central está muy bien de reservas”, mientras la inflación “está en una curva descendente”. Ahora bien, “se necesita bajar las tasas”. Bajo este panorama, “probablemente se termine en un balotaje”, vaticinó.

Finalmente, Rosúa marcó sus diferencias con su adversario en la interna, Federico Angelini. “Vengo de un partido que es más federal. Ellos (el PRO) creen más en las soluciones técnicas. El ejemplo más claro fueron los tarifazos. Nosotros creemos más en la búsqueda de los consensos y de las soluciones políticas. Tenemos una mirada de mayor contenido social que viene dada por la historia del radicalismo. Pero sobre todo, hay una mirada distinta sobre el gobierno nacional: ellos creen que Macri hizo todo bien. En cambio, nosotros creemos que estamos en una elección bisagra y que tenemos que hacer todo lo posible para apoyarlo a Macri porque no podemos volver atrás. Y la mejor forma es corregir los errores”, distinguió.

Rosúa y Mascheroni: apellidos históricos en la interna de Juntos por el Cambio

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