En 2016, el presidente de Unión había sido procesado por la Justicia Federal por evasión fiscal. ¿Qué pasó para que esa preocupación desapareciera y concentre fuerzas en la carrera proselitista para una nueva gestión en el club? ¿Spahn le dijo toda la verdad a la AFIP?
Esta historia cuenta cómo una norma emanada del macrismo salvó al presidente de Unión, Luis Spahn. La Ley de Sinceramiento Fiscal y Reparación Histórica a los Jubilados -«exteriorización de capitales» en la jerga de los contadores y economistas- permitió que se incorporen en el circuito formal de la economía todos los bienes que no fueron declarados. Además, no había obligación de informarle a la AFIP el origen de los fondos utilizados para adquirir esos bienes, excluidos los originados en operaciones de lavado de dinero, narcotráfico y hechos terroristas.
Esta beneficiosa norma fue muy aprovechada por los sectores concentrados y sobre todo para blanquear bienes de dudoso origen. Fue el mismísimo hermano del presidente, a pesar de estar expresamente prohibido que familiares de integrantes del Poder Ejecutivo lo hagan, blanqueó una suma sideral de dinero, y luego la prohibición fue vulnerada por el propio Mauricio Macri por decreto.
En Santa Fe
Luis Spahn todavía no puede explicar cómo y porqué el club que preside le debe cinco millones de dólares.
El hombre fuerte tatengue tiene varios frentes judiciales abiertos. Unos de ellos tiene que ver con subsidios que la provincia otorgó a Unión para la ejecución de obras de remodelación en el estadio 15 de abril. El club todavía no pudo justificar cómo se invirtió esa cantidad, por lo que el Tribunal de Cuentas pide la rendición de esos fondos.
Pero Spahn fuera de la vida institucional pintada de rojo y blanco es empresario importador, con un desarrollo que excede a la ciudad de Santa Fe. En su condición de gran empresario la AFIP revisó sus declaración jurada.
La ley del macrismo que salvó a Spahn
La ley nacional del blanqueo de capitales fue sancionada en el 2016. El sentido que tiene la ley tributaria es más recaudatorio que penal. Es decir, a la AFIP le interesa más que el evasor termine pagando que preso.
El presidente de Unión había sido investigado por AFIP por una evasión de casi tres millones de pesos, mediante maniobras ilícitas como documentos apócrifos, compra de facturas truchas para la obtención de crédito fiscal y así justificar la salida dineraria que tenía la empresa.
El organismo recaudador nacional dijo en aquel momento que “la empresa Celestino Spahn computó una existencia final de bienes de cambio por un importe considerablemente inferior al correspondiente por ley. Consignó en sus declaraciones juradas del IVA créditos fiscales improcedentes respaldados con documentación apócrifa y ocultando el incremento de su patrimonio”.
Por este motivo, AFIP denunció a Spahn en la Justicia Federal. Luego ésta comenzó una investigación y el actual presidente de Unión fue procesado por evasión penal tributaria agravada por utilización de documentación apócrifa, pero la entrada en vigencia de la ley de blanqueo de capitales lo salvó.
Spahn también había declarado que tenía como actividad la compraventa de granos. AFIP detectó 1479 toneladas de soja no declaradas con lo que se determinó un costo superior al real y un resultado impositivo menor, es decir Spahn “se encargó deliberadamente de ocultar información a la AFIP”.
También se detectaron dos vehículos que no fueron declarados “y de esta forma ocultó el incremento de su patrimonio en desmedro del resultado del período 2011”.
El juez Miño -quien lo procesó- dijo: “Spahn tenía pleno conocimiento de sus obligaciones tributarias y optó por no cumplimentarlas, empleando maneras ardidosas para impedir que el fisco detecte el daño sufrido”.
Sin la ley de blanqueo de capitales, Spahn estaría preocupado más por su situación frente a la justicia que por la elección de Unión.