Una de ellas donará un riñón a la otra que se encuentra en lista de espera. El trámite todavía debe cumplir algunos estudios que están frenados por la cuarentena.

Una historia de enorme solidaridad y empatía es la que protagonizan Silvia Bustos y Luciana Hoet. Se trata de dos entrerrianas cuya relación, aparte de su amistad es ahora la de ser donante y receptora de un órgano.

Silvia donará un riñón a su mejor amiga, Luciana. El proceso ya cuenta con la autorización judicial que establece que el acto es solidario y desinteresado. Ahora esperan el inicio de los estudios de compatibilidad.

En diálogo con ambas, en el programa Apto para Todo Público Silvia relató que «nos conocimos hace algunos años, por nuestros maridos, sabíamos el problema de Luciana y a medida que pasaba el tiempo se terminaban sus posibilidades, un día le pregunté qué grupo sanguíneo tiene, me dijo que 0(-), yo también tengo ese grupo y fue ahí que le dije que iba a donarle el riñón».

Luciana fue diagnosticada con poliquistosis renal, un trastorno hereditario caracterizado por el desarrollo de grupos de quistes en los riñones. «Hace más de un año que hemodiálisis tres veces por semana», dijo.

«Podré ser donante, siempre y cuando seamos compatibles en los estudios que faltan, estamos a la expectativa, tenemos muchas emociones», detalló Silvia.

Las amigas ya cuentan con la autorización judicial que establece que el acto es solidario y desinteresado por lo que sólo resta que el equipo médico comience los estudios de compatibilidad, cuestión que está demorada por la pandemia de coronavirus.

«Estamos esperando que la obra social autorice los estudios de Silvia para compatibilizar y una vez que den positivos se procede a la operación», dijo Luciana.

«Tomemos conciencia, no solamente de donar un riñón, seamos donantes de médula, de sangre, podemos, en esta decisión me acompaña mi hija, mi nieta, mi esposo que está presente siempre en todo, debemos saber que con un riñón podemos vivir, tener una vida normal», finalizó Silvia.

 

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