«Es un primer universo de 13.640 operaciones que involucran a 722 empresa. Algunas de esas ya las denunciamos a la justicia argentina”, aseguró el titular del organismo, Guillermo Michel.
El director general de Aduana nacional, Guillermo Michel, precisó que se detectó un “primer universo” de operaciones de subfacturación en el comercio exterior por “alrededor de US$ 1.250 millones de valor FOB”, además de irregularidades en las empresas que se sirvieron de medidas cautelares.
“Ya detectamos un primer universo de 13.640 operaciones que involucran a 722 empresas por alrededor de US$ 1.250 millones de valor FOB (incluido costo de transporte y derechos de explotación). Algunas de esas ya las denunciamos a la justicia argentina”, detalló Michel esta mañana en diálogo con El Destape Radio.
De esta forma, el funcionario se refirió a las operaciones de importación trianguladas de empresas “donde la mercadería viene de un país y la factura viene de otra jurisdicción pero sobrefacturada, es decir, a un precio superior del valor real de la mercadería”.
“Si no hay un valor agregado o un proceso productivo adicional no hay justificativo, más allá del transporte, para que tenga un valor de sobrefacturación sustancial”, remarcó Michel. La fiscalización de este tipo de operaciones fue subrayada ayer por el ministro de Economía, Sergio Massa, al delinear los lineamientos económicos de su nueva gestión.
En ese sentido, Massa remarcó que “se abrirá un registro por 60 días para que las empresas hagan una rectificación”, y que se pondrá en marcha “un sistema de trazabilidad del comercio exterior” para tener «mejor control y transparencia sobre el uso de las divisas, desde la autorización y hasta la liberación de las divisas, habrá plazo fecha y autorización, con prioridad para las cadenas productivas y de salud».
Michel ejemplificó este tipo de operaciones con la detección, por parte de Aduana, de hace dos semanas de una “maniobra burda” donde se declaraba la importación de placas de video en el Área Aduanera Especial de Tierra del Fuego cuando, en realidad, se trataban de productos de escaso valor sin circuitos integrados, comúnmente denominados como “basura electrónica”. “Se importaban solo plaquetas de aluminio donde la mercadería no tenía más valor que el peso de aluminio”, indicó.
Una de las intenciones de Aduana es evitar este tipo de conductas a futuro: “Más allá de trabajar caso a caso, estamos tratando de generar una percepción de riego a futuro para tratar de corregir la conducta a futuro en estas operaciones donde se trata de sacar los dólares al país que deberíamos aplicarlos a la producción y al empleo y no para esta ganancia financiera”, planteó Michel.