Fue a través de una resolución firmada por Maximiliano Pullaro. Es porque estuvieron sin destino por más de 180 días. Luis Siboldi, ex jefe de la URI y Fernando Romitti, ex jefe de inteligencia de Drogas en el sur, entre los que se fueron.
A través de la resolución 2.657 del 1 de noviembre pasado, el ministro de seguridad, Maximiliano Pullaro, pasó a retiro a cinco oficiales de jerarquía dentro de la policía santafesina. Uno de ellos, Luis Siboldi, fue Jefe de la URI entre los primeros días de agosto de 2016 hasta finales de abril de 2018.
En el documento, de dos páginas, al que accedió Zona Crítica, se destaca que “el D5 (Departamento de Judiciales) informó que el personal no tiene causas judiciales ni sumarios administrativos en curso, mientras que el D1 (Personal) remitió la información sobre el tiempo en que los oficiales estuvieron sin destino por un tiempo mayor a los seis meses. La ley del personal policial establece en su artículo 90 que “el personal de supervisión y dirección que permanezca en espera de designación para funciones de servicio efectivo por un término de hasta ciento ochenta (180) días, vencido el cual se podrá solicitar su pase a retiro obligatorio previa concesión de la licencia extraordinaria, cuando corresponda”.
Los cinco policías pasados a retiro son Luis María Siboldi, Director General, que se encontraba sin destino desde el 27 de abril pasado; Roberto Sánchez, Director General, desde el 27 de marzo pasado; el Subdirector General Julio Moreyra, desde el 27 de marzo pasado; el Comisario Supervisor Fernando Romitti, desde el 11 de enero de este año y el Comisario Máximo Alegre, desde el 18 de abril de este año. El retiro, dice la resolución, se ejecuta cuando los oficiales finalicen sus licencias anuales ordinarias.
Mucho ruido
Fuentes del ministerio de seguridad consultadas por este medio señalaron que, “si bien esto no es una exoneración, es cierto que hay mucho ruido sobre algunos de los pasados a retiro, sobre todo con aquellos que aparecen denunciados por posibles vínculos con el narcotráfico”.
Muchos de ellos revistaron en unidades antinarcóticos, como Julio Moreyra, quien fuera mano derecha y jefe de Inteligencia de la Zona Centro de Hugo Tognoli, ex jefe de la policía santafesina, condenado por la justicia federal por encubrir el negocio narco de Daniel “Tuerto” Mendoza (quien actualmente se encuentra prófugo de la justicia). Moreyra fue mencionado varias veces en el juicio a Tognoli.
Fernando “Pachorra” Romitti, fue jefe de la Brigada Operativa de Drogas de Rosario y jefe de Inteligencia de la misma dirección en la zona sur. Más de una vez lo mencionaron como administrador del negocio narco en el sur santafesino, por anónimos y por los propios vendedores. Se le abrió una causa por crecimiento patrimonial injustificado, pero la justicia provincial avanzó poco y nada en la pesquisa.
Máximo “Pájaro” Alegre, oriundo de Rosario, fue el último hombre de confianza del ex jefe de la policía provincial, José Luis Amaya. En tanto que Roberto Ramón Sánchez tuvo como último destino la Central de Emergencia del 911.
En el caso de Siboldi, quien tuvo un paso por las Tropas de Operaciones Especiales muy relevante, sorprendió su paso de la notoriedad al ostracismo sin escalas. Estuvo cuatro años en el “freezer” mientras Ana Viglione (ex TOE) ocupó el cargo de Secretaria de Delitos Complejos en la gestión de Antonio Bonfatti como gobernador y Raúl Lamberto como ministro de Seguridad, entre 2012 y el 2015.
Pullaro lo empoderó nombrándolo jefe de la URI en agosto de 2016 y un año después su imagen se vio esmerilada por la difusión que hizo Zona Crítica de las escuchas telefónicas entre dos narcos regionales conocidos que los mencionaban como “un hombre de confianza y de negocios”. La conversación se dio entre Raúl “Beto” Basimiani, entonces preso en la cárcel de Coronda, y Gastón “Gordo” Caudana, el zar de la cocaína paranaense. El primero, que tiene dos condenas seguidas por venta de drogas y un procesamiento por lavado de dinero, le informaba a Caudana (con varias condenas por narco en Entre Ríos) que tenía que hablar con Siboldi que “es un amigo mío, una cobertura bárbara”.