Según relató el periodista Luis Alberto López, el presidente de El Salvador logró reducir al mínimo la violencia de bandas criminales que se habían infiltrado en el propio Estado.
Desde 2019, Nayib Bukele preside El Salvador, un país históricamente aquejado por las organizaciones criminales. Con métodos cuestionados por los organismos de Derechos Humanos y otros de alcance internacional, el mandatario logró que se hayan detenido unos 70 mil integrantes de grupos delictivos con el aval de un amplio sector de la ciudadanía. Para ilustrar la situación de aquel país de América Central, ATP se contactó con el periodista Luis Alberto López, quien este jueves expuso un panorama completo.
En principio Bukele es hijo de un empresario farmacéutico, reconocido y destacado, pero no influyente en el círculo rojo del poder. De raíces palestinas, el actual jefe de Estado fue previamente alcalde en dos oportunidades y cuenta con 42 años.
Según narró López, los centros del confinamiento del terrorismo fueron pensados en una categórica lucha contra el narcotráfico. “Las pandillas son estructuras organizadas criminales que se infiltran en todos los estratos sociales y se infiltran en las instituciones estatales, en puestos de poder. Estaban controlando los territorios, a través de la fuerza, la extorsión, las drogas, las amenazas y los asesinatos”, relató el periodista y acotó: “Incluso, algunos se hacían pasar por pastores evangélicos y hasta tenían empresas de transporte”.
A medida que tales organizaciones fueron creciendo, la batalla por parte de los gobiernos no fue suficiente o “no les daban la necesaria atención”. Al punto de considerarse “que era imposible solucionar el problema porque había familias que vivían de la delincuencia”. Sin embargo, “ha sido posible: el presidente tuvo la determinación con un plan que diseñó, desarrolló un plan que no reveló y no fue improvisado. De lo contrario, hubiese sido un error” y una ventaja para las mafias. “Fue una estrategia de inteligencia armada y policial”, remarcó el periodista salvadoreño.
“Algunas instituciones continúan criticando estos procedimientos –continuó López–. Muchos (delincuentes) están siendo procesados. Se han modificado las leyes para que los plazos no sean tan largos. Uno de los cambios es juzgar al grupo a estructuras y no individualmente”. En ese orden, la concepción del gobierno de Bukele es “respetar los derechos humanos de las víctimas, y que los delincuentes sean procesados”. De esa manera, el presidente no acató la idea “no quedar mal ante la comunidad internacional”, debido a que esa concepción impedía resolver el problema de violencia, acorde a lo dicho por el periodista.