Los ocho episodios se podrán ver desde este miércoles por la plataforma Netflix, con las actuaciones de Juan Minujín, Martina Gusmán, Claudio Rissi y Nicolás Furtado, entre otros.
La cuarta temporada de la exitosa serie argentina «El marginal», que tiene hoy y por primera vez un estreno mundial en la plataforma de streaming Netflix, llega con el regreso de Juan Minujín en el papel protagónico para darle continuidad a la primera entrega e «iluminar» una vez más en ese universo carcelario que «se sabe que existe pero que muchas veces no tiene voz».
Así describió el propio actor. La búsqueda que se plantean nuevamente los ocho episodios que conforman la temporada –todos disponibles desde este miércoles–, en la que el intérprete vuelve a encarnar a Miguel Palacios. Su personaje se conoció como Pastor, el policía infiltrado que protagonizó el primer tramo de la historia, que comenzó a emitirse en 2016 a través de la TV Pública.
La propuesta, creada por Sebastián Ortega y heredera de un estilo que se desplegó en el audiovisual nacional desde el nacimiento de «Okupas» (2000, de Bruno Stagnaro), se enfoca con una mezcla de crimen, suspenso y hasta romance en el sensible mundo de los centros penitenciarios y las formas de relacionarse que se desarrollan en su interior.
Esta vez la trama se traslada al penal ficticio de Puente Viejo, al que los convictos más célebres de la pantalla chica nacional son trasladados tras el incendio fatal en el de San Onofre, visto al final de la primera temporada. El nuevo escenario trae también nuevos desafíos en términos de relaciones de poder, lealtades y enemistades en un contexto marcado por la violencia estructural, que refleja la desidia estatal y ciudadana sobre la población carcelaria.
Con esa premisa, y luego de dos entregas que funcionaron como precuelas, «El marginal 4» se desata cuando «Pastor» es detenido durante un intento de fuga junto a Emma Molinari (Martina Gusmán), su pareja y exasistente social en San Onofre.
En el nuevo penal, el protagonista se halla cara a cara con el habilidoso Mario Borges (Claudio Rissi) y su volátil hermano menor, «Diosito» (Nicolás Furtado), la dupla con la que abundaron los desagradables chispazos de su encuentro original.
Sin embargo, a las nuevas situaciones de vulnerabilidad y a los obstáculos que se presentan en las vidas de los personajes dentro de Puente Viejo se les suma la aparición de otras figuras que los pondrán a prueba, como la de Coco (Luis Luque), el preso más poderoso de la cárcel, y la de Benito Galván (Rodolfo Ranni), el director de la penitenciaría.
También vuelve en esta oportunidad el grupo de presidiarios jóvenes conocido en la ficción como «la Sub-21», liderado por César (Abel Ayala), mientras el antiguo titular de San Onofre, Sergio Antín (Gerardo Romano), opera desde afuera para desestabilizar a Galván.
Daniel Pacheco, Ana Garibaldi, Emanuel García y Marcelo Peralta, que ya eran parte del elenco, también participarán de esta continuación, a la que se incorporan intérpretes como Ariel Staltari, Facundo Espinosa, Ernesto Larrese e Ignacio Quesada.