Este último fin de semana la polémica de las fiestas clandestinas tuvo como epicentro nuevamente a la playa de El Chaquito, un paraje ubicado a pocos minutos de la ciudad. A pesar de los números que arroja la pandemia los ciudadanos hacen la vista gorda y deciden juntarse a pasar un ”buen” momento. Controles no hay y a la hora de desbaratar la “juntada” todo se vuelve un caos. Mientras tanto, vecinos presentan protocolos para poder realizar la feria de emprendedores y son rechazados.
El país atraviesa un momento crítico en cuanto a lo sanitario y las restricciones se renuevan semana tras semana. Lo que no está permitido desde hace tiempo son las multitudinarias fiestas “clandestinas” donde todo vale, incluso la posibilidad de contagiarse.
Los lunes se abren los portales con nuevos casos de actividades ilegales y una vez más en Santa Fe es noticia la zona de Paraje El Chaquito, donde hace tiempo se realizan juntadas los fines de semana. Este último registró una fiesta convocada por redes sociales, que se hizo viral y ninguna autoridad comunal ni provincial se encargó de evitarla.
Vecinos de Monte Vera denuncian que esto viene desde antes de la pandemia y nunca tuvieron respuestas. “No estamos en contra del uso de la playa, pero sí de que violen restricciones”, señaló Federico Miranda del Espacio Somos Monte Vera.
Asimismo, en diálogo con el programa televisivo Apto Para Todo Público, argumentó que desde su espacio suspendieron actividades que dictaban para los vecinos, con el fin de disminuir la circulación, pero no ven que desde la Comuna- conducida por Alberto Pallero – se esfuercen por controlar otras situaciones, como la realización de fiestas en las playas. “Brillan por su ausencia”, remarcó Miranda.
En la misma línea, contó que hace días vienen insistiendo con la posibilidad de realizar ferias de emprendedores para ayudar a vecinos que dependen de esta actividad para sobrevivir y la comuna no acepta los protocolos presentados.
¿Emprendedores no, pero fiestas sí?
Parece que para la Comuna es más importante recibir vecinos de otros pueblos y que se aglomeren en las playas que habilitar espacios bajo protocolos para que propios residentes puedan trabajar.
“Los vecinos vivimos con temor porque no se puede ir con la familia porque te pasan las motos haciendo picadas. Saben que no hay control y por eso hacen fiestas”, finalizó Federico Miranda.