Sin tapujos, el ministro de Seguridad de Santa Fe apuntó contra un núcleo de poder que vincula al peronismo y al FPCyS, describió de qué modo operan el narcotráfico y el juego clandestino y habló sobre su visita trunca a la Legislatura.

Con mordacidad y agudeza, Marcelo Sain examinó y dio cuenta de los entramados que involucran al delito, la política y las instituciones del Estado en la provincia de Santa Fe. En una extensa entrevista con Ciudadanos (que se emite este domingo, a las 20, por Somos Santa Fe, Somos Rafaela y Somos Rosario), el ministro de Seguridad no eludió cargar tanto contra sectores del peronismo como de la oposición, desmenuzar de qué manera opera el narcotráfico y el juego clandestino, hablar sobre los entramados político partidarios y su trunca asistencia a la Cámara Baja.

En primer término, el funcionario respondió sobre los obstáculos que deben sortear sus proyectos para reformar la policía santafesina. Obstáculos que en la Legislatura no solo se manifiestan de la mano del principal sector opositor.

¿Por qué no salen las leyes? –preguntó Rodrigo Villarreal, conductor del ciclo televisivo.

Es muy difícil interpretar al bloque de los seis senadores fuera del marco de su alianza histórica con el Frente Progresista –postuló el ministro–. Desde hace más de una década existe esta alianza. Al principio fue una alianza de gobernabilidad e institucional de apoyos. Eso no está mal porque en el juego democrático porque cuando los Ejecutivos no tienen mayorías en las Legislaturas hay que construir pactos. Pero después eso se transformó en un bloque de poder, hubo transacciones y cuestiones que atañen a la seguridad. En medio de ese proceso se construyó el Ministerio Público de la Acusación (MPA), con un nuevo Código Procesal Penal. Y ahí llenaron los casilleros con funcionarios alineados con el socialismo y con el radicalismo. Pero también hubo un socio minoritario que fue el peronismo –sostuvo y mencionó a los exfiscales detenidos Patricio Serjal y Gustavo Ponce Asahad–.

¿Le quitaron al fiscal General la posibilidad de sanción al resto de los fiscales? ¿O el fiscal General también dejó hacer?

El fiscal General (Jorge Baclini) no es un gran luchador de poder. Ha perdido jirones de su capacidad institucional en los últimos años. La Legislatura se apropió de la facultad disciplinaria que en el esquema original estaba en manos del fiscal General. El bloque histórico de poder, en esta alianza con el Frente Progresista y el peronismo, no quería que los fiscales investiguen a los fiscales que comprometían al circuito de poder. Un segundo aspecto tiene que ver con la policía que estaba atravesada, a nivel cupular, por los vaivenes de la política. No es ninguna novedad que senadores tenían una influencia enorme en la designación de jefes policiales en sus departamentos. Eso se cortó con nosotros: se acabó la politización en la designación de jefes policiales. Lo senadores tienen que legislar en el Senado, no tienen nada que hacer con tareas ejecutivas –bramó–.

¿En el departamento Castellanos ocurrió eso?

–En Castellanos hubo una conducción policial absolutamente adversa al perottismo que gobernó la Intendencia (de Rafaela). Y eso lo manejaba el Frente Progresista. Las jefaturas de policía del departamento Castellanos tenían el mandato de ir en contra de (Omar) Perotti. Fue la quinta columna de (Maximiliano) Pullaro para ir en contra del perottismo.

El sur de la provincia tiene grandes problemas de inseguridad y, sobre todo, de violencia. ¿Qué explicación sociológica le encuentra a lo que sucede en esa región?

–En grandes ciudades hay poblaciones pobres, excluidas del conjunto de regulaciones –analizó el Licenciado en Ciencia Política– . Rosario, por ejemplo, ha sido una sociedad pujante, industrial, de pleno empleo hasta los años 70. Hoy, más de la mitad de la población vive fuera del acceso a bienes básicos. Pero conviven todos en un mismo circuito urbano. Si se estructuran mercados de droga es porque hay avidez por consumos recreativos. Los grupos criminales que tenían algún tipo de asidero en determinadas barriadas –prosiguió en sus fundamentos– tomaron ese determinado negocio como una economía de sustitución. El problema que se ve hoy es que estamos con una tercera generación de narcos. Los jefes están detenidos, operan desde la cárcel. La protección, del Estado, para el mundo criminal es cara. Y el dinero se obtiene de los mercados ilegales que se regentean de la calle. Todos sabemos que hay pabellones que son controlados por organizaciones criminales. Eso sale guita –enfatizó–.

En ese orden de cosas, el titular de la cartera de Seguridad añadió: “Cuando se achica el mercado de la droga, la pelea entre las organizaciones por la venta y la colocación del producto es feroz. En la ciudad de Santa Fe –distinguió– hay más presencia policial regulando el negocio. Todas las investigaciones que se hicieron (demuestran) que hay un narcotráfico subordinado a la protección policial federal o provincial. La estrategia es tratar de liberar al Estado de ese compromiso –subrayó–. Pero también sabemos que cuando se repliega el Estado de esa regulación hay un alto nivel de violencia”.

El mundo narco en Santa Fe no tiene un sistema financiero narco. Utiliza el sistema financiero de la marginalidad económica de emprendimientos legales. Hay una cultura de la ilegalidad muy acendrada. Por eso el establishment rosarino está en contra de nuestra gestión, porque le ponemos luz a esto –denunció Sain–. Y hay una estructura política que representa al bloque duro del poder que son empresarios, financistas, dueños de medios y sus representantes políticos: la oposición del Frente Progresista. Este establishment se consolidó a la par de los gobiernos progresistas”, insistió. Pero fue más allá: “Y hay un sector del peronismo que se olvidó de la ideología peronista original, son dirigentes que andan en Mercedes Benz, son peronistas chetos, que son los que nos critican a nosotros”.

¿Cómo explica el caso de David Perona, jefe del juego ilegal en Rafaela?

–Hubo muchas denuncias del intendente (Luis) Castellano sobre el juego clandestino. Pero la policía y la justicia nunca hicieron nada. Perotti lo sabía. Y en la investigación que sale a la luz por la vinculación de Leonardo Peiti, en Rosario, con Perona, rápidamente el fiscal Regional ventila una investigación que estaba quieta desde hace dos o tres años.

Al respecto, Sain se mostró enfático a la hora de respaldar la investigación que llevan adelante los fiscales Matías Edery y Luis Schiappa Pietra, en torno al juego clandestino en el sur provincial, hecho que involucra al senador por el departamento San Lorenzo, Armando Traferri. “Son dos fiscales que los santafesinos y las santafesinas tienen que bancar. Son fiscales que tienen agallas, capacidad y voluntad de ejercer y siguen amenazados. El riesgo es cuando se investigan delitos de poder. La vida se pone en riesgo con los delincuentes de cuello blanco”, remarcó el ministro, en tanto fijó una distancia total con el legislador en cuestión. “Traferri y yo pensamos distinto al peronismo, la política, la seguridad. Él es un hombre de la derecha y yo de izquierda dentro del peronismo”, planteó.

¿Cuántas veces estuvo amenazado? ¿Está amenazado?

–Nunca lo voy a decir. Si lo digo, le doy de comer a los pícaros. Sí me sé defender y si tengo que correr riesgos, voy a correr riesgos.

¿El gobernador estuvo amenazado?

–Que yo sepa, no. Si el gobernador hubiera sido amenazado lo hubiéramos institucionalizado. Pero hubo algo parecido cuando se dijo que no iba a finalizar su mandato (lo expresó el  abogado de Traferri, José Luis Vázquez, en diciembre pasado). Eso es golpismo.

¿Cuánto juegan las “cajas negras” en las campañas electorales?

–Santa Fe no es distinta al plano nacional. En los últimos 20, 25 años, la comunicación televisiva se convirtió en el eje central de la comunicación política y preponderó el mercado de opinión. Eso ya es carísimo. Y hoy se trabaja sobre la base de redes sociales y georreferenciación. En el fondo hoy las campañas electorales son gestión de sentimientos, no de racionalidades –evaluó–. Lo segundo es asignar el público objetivo. Eso también es enormemente caro. Y el tercer componente es el acceso a los medios: ahí la puerta la tienen los dueños de los medios que, hoy, son grupos económicos. Esto ha hecho que las campañas electorales no sean campañas de discusión de proyectos, de contenidos, de programas, sino problemas de juegos de imágenes. El problema es que después hay que gobernar. Ejemplos: Daniel Scioli y Mauricio Macri.

¿Asistirá a la Legislatura ante la nueva convocatoria?

Creo que nadie quiere que vaya a la Legislatura. Para mí, perdió sentido.

Es muy respetuoso con Miguel Lifschitz y con Maximiliano Pullaro.

–Para mí son dirigentes dignos, con los he tenidos larguísimas horas de reuniones, contrapuntos, de intercambio. Como sé decir que no, también sé decir que sí. Siempre fui un negociador nato. Soy un hombre de la política: me pelás y te peleo.

Nuevamente, ¿concurrirá al recinto de la Cámara de Diputados?

–Cuando recibí la invitación y lo primero que dije fue “sí, en el recinto, con todo mi equipo y con la prensa adentro” –evocó–. Fue de movida. Cuando el Frente Progresista, al principio, dijo porque debía ser en una Comisión y sin prensa, dije que en esas condiciones no iba. Después, ellos cambiaron la posición pero sin la prensa adentro. Nadie de la prensa puteó al Frente Progresista que la excluyó de la discusión –exaltó–. Cuando el gobernador desenchufe a Marcelo Sain, nos iremos. Mientras tanto hay que darle para adelante. Tenemos claro a dónde queremos llegar, cuál es la agenda y cuál es el camino.

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