Lo sostuvo Claudia Lucero, integrante de Compañeras de Sandra, que representa a las trabajadoras sexuales. Planteó que la pandemia provocó una fuerte crisis en el día a día. Además, argumentó contra el abolicionismo.
Compañeras de Sandra es una organización que lucha por el reconocimiento de las trabajadoras sexuales. Mientras la pandemia condicionó todas las tareas, el sector que representa la asociación se encuentra en situación de pobreza, “no puede llegar a la canasta familiar y no pueden trabajar”, indicó Claudia Lucero en contacto con ATP.
“Vivimos de nuestro trabajo y es el único sustento que tenemos. La pandemia nos atravesó”, agregó la dirigenta. “Todavía cuesta –agregó– porque todavía estamos en pandemia y en crisis. Todavía se sigue asistiendo llevándoles bolsones. Se les ha dado, además, algunas precauciones y protocolos, pero algunas salen igual. La situación es crítica”.
Mientras en 17 provincias de Argentina el trabajo sexual está penado, Lucero apuntó a la policía que “con la pandemia ha aprovechado”. “Si una trabajadora sexual se para en una esquina, sabiendo que hay una pandemia, es porque necesita, porque no queda otra. Pero la policía no lo entiende y te lleva presa. La policía abusa”, denunció.
Además, desde Compañeras de Sandra –en homenaje a Sandra Cabrera, asesinada– se insiste con el pedido de jubilación y obra social. “Al ser reconocidas, es otra la situación. Salimos de lo clandestino”, planteó.
Frente los posicionamientos de los feminismos sobre el abolicionismo, Lucero fue clara: “Somos mujeres y tenemos derechos. Si estamos luchando para que nos den derechos, no podemos pedirles a otras mujeres que no sea trabajadora sexual. Es mi derecho y mi elección. Nos juzgan sin saber”, definió.