Un estudio mostró que solo al 33,1% de las trabajadoras le siguen pagando el salario completo aunque estén imposibilitadas de trabajar.
Solo el 33% de las trabajadoras domésticas recibió el salario abonado por sus empleadores sin poder trabajar ante la pandemia de coronavirus, mientras más de la mitad vio empeorada su situación laboral durante el aislamiento social obligatorio, según un estudio realizado por la Universidad de Lanús (UNLa) y el Centro de Estudios e investigaciones laborales (CEIL) del Conicet.
El estudio, que encuestó a través de redes sociales y WhatsApp a 635 empleadas domésticas de todo el país –entre el 13 de abril y el 10 de mayo– mostró que sólo al 33,1% de las trabajadoras le siguen pagando el salario completo aunque estén imposibilitadas de trabajar.
«Decidimos investigar a las trabajadoras de casas particulares porque están vinculadas a problemáticas que están invisibilizadas. Es una población informalizada y precarizada, y con la pandemia esto se empeora mucho más. La mayor parte no van a trabajar, son pocas las que siguen yendo», dijo a Télam Miriam Wlosko, coordinadora el programa Salud, Subjetividad y Trabajo de la UNLa.
Según precisó, el estudio indicó que solo al 33,1% de las trabajadoras les siguen pagando aunque no vayan a trabajar y corresponde a aquellas personas que están laboralmente registradas, mientras que a un 11% le pagan porque van a trabajar a pesar de la cuarentena.
«Es muy impresionante ver la estrategia de los empleadores para no pagar así como para intentar cambiarlas de categoría para que vayan a limpiar como si fueran de cuidado», contó Wlosko.
El 66% de las personas encuestadas respondió que hacen tareas generales de limpieza; 22% limpieza, asistencia y cuidado de personas; 8% cuidado de personas y 4% otra actividad.
En el decreto del aislamiento social preventivo y obligatorio, el Poder Ejecutivo puso como trabajadores esenciales a los empleados que trabajan cuidando a otras personas. «Claramente es un sector muy precarizado, cerca del 70% están en negro», advirtió Wlosko, y precisó que en la encuesta el 3,5% fueron despedidas, al 20,2% no le pagan y al 13,1% le pagan menos.
Entre cinco y seis de cada 10 trabajadoras vio empeorada su situación laboral a partir del aislamiento social preventivo y obligatorio, precisó el informe.
«Es desesperante, casi todas vieron empeorada su situación laboral, las que están en blanco y las que están en negro», agregó Wlosko.
Un 55% de las trabajadoras que respondieron la encuesta no tienen ningún otro ingreso extra, mientras que el 32% trabaja en varios hogares, un 8% trabaja sin retiro y el 5% bajo otro tipo de modalidad.
«Hace 16 años que trabajo y me tiene en negro. Hoy en día no me están pagando en esta cuarentena y soy persona de riesgo», citó el estudio a una de las personas encuestadas.
«Uno de mis empleadores me dijo que por ningún motivo me puede pagar si no trabajo», dijo otra empleada doméstica.
«Fui despedida en cuanto empezó la cuarentena obligatoria en uno de los trabajos fijos que tenía. En los otros directamente no me responden o no se hacen cargo porque no trabajaba con registro», aseguró otra mujer encuestada.
Es muy recurrente y común que, en los comentarios vinculados a la situación laboral, las trabajadoras asocien el «miedo» con la posibilidad de perder el trabajo.
«Tengo miedo de perder los trabajos si se extiende mucho la cuarentena», dijo una de las trabajadoras, mientras que otra contó que «mis empleadores aún me abonan, y temo que no lo hagan más».
El 31,7% dijo tener miedo de contagiar a su familia; el 16% de contagiarse; el 13,7% de contagiarse y contagiar a su familia; y el 10,4% de contagiarse, contagiar a su familia y de contagiar a las personas con las que trabaja.
También se supo que el 55,7% de las trabajadoras que respondieron la encuesta cobró el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) y un 15% no sabe cómo tramitarlo.
«Creemos que algo se debería hacer, sobre todo desde las políticas públicas. No es menor exigir que se les pague el sueldo como se hizo hasta ahora, pero también está el problema del control. No se pone ningún tipo de obligación a los empleadores de cumplir con la ley», afirmó Wlosko.
La mayor parte de las encuestadas vive en la Provincia de Buenos Aires (67%) y en la Ciudad de Buenos Aires (11,2%).
También fueron encuestadas mujeres de la Región Noroeste (Jujuy, Salta, Tucumán y Santiago del Estero), un 7,9%; 5,8% en la Región Pampeana (Córdoba, Entre Ríos, La Pampa y Santa Fe); 3,6% en la Región Cuyo (Mendoza, San Luis y San Juan); 2,7% en la Región Noreste (Formosa, Chaco, Corrientes y Misiones) y 1,6% en la Región Patagónica (Chubut, Neuquén y Río Negro).
Las edades de las participantes de la encuesta fueron entre los 20 a 71 años, aunque la mayoría se ubica entre 40 y 49 años (37,8%), y entre los 30 y 39 años (27,4%).