Atahualpa Larrea y Diego Sánchez mostraron una vez más las bondades de este milenario juego. “El talento es importante, pero es necesario el trabajo”, dicen.
La mayoría de los santafesinos que debieron hacerle frente a la inundación de 2003 seguramente, al menos una vez escucharon el nombre Atahualpa Larrea.
Se trató del niño que con una muy corta edad conoció el ajedrez en circunstancias adversas, pero que también sirvieron para sacar a relucir un talento natural, hasta ese momento desconocido para el juego.
Hoy, Atahualpa sigue viviendo en Santa Rosa de Lima, donde hace varios años fundó una institución para enseñar ajedrez a los pibes y pibas.
El Lugar Barrial de Ajedrez (así se llama) está funcionando actualmente en la Casa de las Madres del Hospital de Niños, los sábados de 9:30 a 11 con 20 a 30 chicos.
“El ajedrez es el eje central, pero también tenemos biblioteca”, aclara Atahualpa.
Quien lo acompaña es Diego Sánchez. Él realza la importancia del encuentro cara a cara antes que los juegos online: “no se puede reemplazar el juego interpersonal por todo lo que implica, la integración de los conjuntos de personas con diversas edades, que en un juego pueden poner habilidades en común, hay posibilidades de enseñar al otro, que en lo virtual es más difícil”.
“Hay que empezar a estudiar cuando llegan los torneos importantes, el talento es un elemento importante, pero es necesario acompañarlo con el trabajo”, resume Atahualpa.
“Tenemos la mirada del ajedrez como la forma de preservación y recuperación de los valores en la sociedad”, fundamenta Diego.
Los y las interesadas pueden comunicarse vía Facebook: Lugar Barrial de Ajedrez o al 342 5 243 078. También, personalmente en la Casa de las Madres, en el horario especificado más arriba.