Mariano Valdés y Rosana Gonzalez expusieron lo ocurrido en la ruta cuando recibieron una lluvia de balas. En general los testimonios coinciden, pero hay incongruencias. Se plantean algunos interrogantes.
Siguen las dudas y la investigación de la balacera al jefe de la Federal en Santa Fe.
Mariano Valdés pudo declarar y brindar su versión de los hechos por los cuales resultó con dos heridas de arma de fuego. Lo hizo desde la cama del sanatorio en donde está internado.
Según las palabras del mandamás local de la fuerza federal junto con la suboficial ayudante Rosana González venían transitando por la autopista Rosario – Buenos Aires, de una capacitación, hacia la capital santafesina.
González también declaró y ambos dichos en su mayoría coinciden, pero hay algunos puntos en los cuales no lo hacen.
Ambos testimonios dicen que detuvieron el Ford Focus en el que se trasladaban a la altura del límite entre la provincia de Santa Fe y Buenos Aires. Esa acción fue por pedido de la suboficial González para renovar la yerba del mate.
Según la declaración, la suboficial tiró la yerba, levantó la ventanilla. En ese momento, se aproximó una camioneta de color gris, se ubicó al costado en primera instancia, luego adelante, se bajaron tres personas encapuchadas que automáticamente abrieron fuego contra ellos.
Valdés declaró que efectuó alrededor de diez disparos y González lo mismo desde adentro del auto. La situación duró escasos segundos y los agresores se dieron a la fuga con rumbo desconocido.
En ese momento, Valdés se da cuenta de que estaba herido, pero que no tenía impedimentos físicos. En este marco decidieron llegar a las estaciones de servicio más cercanas, que en la jerga de la zona se las conoce como “las mellizas”.
Mientras tanto, la suboficial González dio aviso a urgencias, y una vez en la estación de servicio llegó personal policial (de la provincia de Santa Fe) y de emergencias.
La distancia que transitaron desde el lugar de la balacera hasta las estaciones de servicio fue un kilómetro o un kilómetro y medio.
Más allá de que las declaraciones de Valdés y González son similares, presentan algunas incongruencias. Por ejemplo: González dice que los agresores tiraron a matar, pero Valdés sostiene que no descarta que haya sido un robo al boleo.
Por estas horas, todavía no aparece la yerba que dijo cambiar la suboficial y aparecieron nueve casquillos en el auto. Pero no lo los otros casquillos que corresponderían a tiros de los agresores.
Valdés declaró que está casi seguro que hirió a una de los agresores.
El fiscal general de la provincia Jorge Baclini declaró que estaban rastreando hospitales para saber si se registró algún ingreso de heridos de bala.
Sobre la investigación todavía hay muchos interrogantes: ¿porqué no llegaron hasta la estación de servicio para cambiar la yerba en otras condiciones y no en la forma en que lo hicieron? ¿La suboficial González tiene destino en la delegación local de la Policía Federal? ¿La fiscal que interviene en la causa ordenó el secuestro del auto y de los teléfonos celulares?
Por último, vale destacar que al momento de que la policía de Santa Fe llegó a la estación de servicio y tomó las declaraciones, la actitud de Rosana González fue decir que no iba a declarar nada, posterior a recibir un llamado y apagar el celular.