Como resultado de la investigación que lleva adelante la justicia, debido al pésimo y corrupto accionar de efectivos policiales del Comando Radioeléctrico, cinco de ellos continúan presos, de los 23 imputados. Aquí, algunos detalles de una espeluznante saga de torturas, apremios, amenazas y vejaciones totalmente al margen de la ley.
En la siesta del 27 de marzo de 2016, ocho agentes policiales ingresaron de forma ilegal a una vivienda ubicada en Estanislao Zeballos al 5.500.
María Elena Bisegna irrumpió en la casa con Néstor Eduardo Sánchez, Leonardo Favio Britos, José Luis González, Jonatan Emanuel Pintos, David Elías Vacaflor, Walter Daniel Colman y Rubén Alejandro Bordiga.
En el interior de la casa se encontraban tres personas: Jairo A., Héctor A. y Rosa Q. A Jairo le pegaron con los puños en distintas partes del cuerpo y la cabeza, utilizando un palo. Le hicieron submarino seco con una bolsa de consorcio, colocándola en la cabeza del morador. Mientras tanto se alentaban: “Dale, metele que éste se la aguanta” o “Dale que a éste le gusta matar guachos”.
Más tarde, le hicieron “la llave”, que consiste en doblarles los brazos hasta el extremo del dolor. A Rosa le pegaron en el rostro y en el cuerpo y la obligaron a firmar documentos.
Le preguntaron dónde había armas. Le hicieron ver cómo le pegaban a Jairo y le decían “¿Te gusta que le peguemos a tu pareja?”.
Cuando Héctor llegó a la casa se ensañaron con él. Le pegaron en el cuerpo mientras le decían que diga dónde guardaba las armas su hermano. Sin embargo no encontraron armas en lugar.
Luego, lo obligaron a arrodillarse en el patio de la casa y simularon que le introducían una manguera en la boca.
Es tarde a puro palo terminó con amenazas a Jairo: “Guacho, vos nos denunciás y te mato”. También le advirtieron que la próxima vez querían ver un cartel en la puerta que diga “Se Vende” y que “más vale que agaches la cabeza cuando nos veas en la calle”.
Ya en la comisaría, continuaron los golpes contra Jairo al tiempo que lo amenazaban con empalarlo analmente. El calvario duro varios minutos.
Se robaron 73 mil pesos
En otro de los hechos que le imputaron a la patota se remontó a la madrugada del 16 de septiembre del año pasado.
Esa noche estaban juntos Germán Matías Scalcione, Walter Andrés Tobares, Luis Javier Gorosito, Cristian David Toloza, Eduardo Miguel Ramos, María Elena Bisegna, Oscar Alberto Guarda, Tamara Yamila Rodríguez y Jonatan Emmanuel Pintos, todos numerarios – entonces – del Comando Radioeléctrico.
Pararon a tres personas para cacheo: Aldo M., Javier P. y Norberto M., en Pedro Catena al 4.600. A Aldo le robaron 13 mil pesos de su billetera.
La faena no terminó allí, rompieron los vidrios de la vivienda donde habitaba uno de los requisados.
Uno de los pedazos hirió la mano izquierda de una nena. Como se eso fuera poco, de un escopetazo mataron al perro de la familia.
Ya dentro de la casa, se robaron 60 mil pesos que se encontraban dentro de una bolsa negra, arriba de placard. Todo esto se desarrolló a la vista de niños de 8, 5 y 3 años de edad, además de un bebé de 3 meses de vida.
Para coronar la ilegalidad, pretendieron hacer pasar un pistolón marca Webley, que uno de los interceptados no llevaba consigo. En la Seccional Sexta insertaron en el acta del procedimiento declaraciones falsas.
Le rompieron la mandíbula
Otro de los hechos atribuidos a los ex integrantes del Comando Radioeléctrico se remonta al día 16 de septiembre de 2018, a las dos de la mañana.
Cumpliendo funciones de prevención, David Vacaflor agredió con golpes de puño a Alexis R., que estaba en las inmediaciones de Estrada al 5.100. Fue tal la paliza que le fracturó el maxilar.
Después, llevaron al agredido hasta la Seccional Sexta, donde le pegaron estando esposado y arrodillado, y son atención médica. Los fiscales lo acusan de haber confeccionado un acta falsa de forma premeditada para justificar la detención.
De todos los policías mencionados, permanecen detenidos Bisegna, Guarda, Ramos y Pintos. Tamara Rodríguez también, pero en su domicilio.
Hay más denuncias que rozan a estos policías corruptos, estas apenas fueron una muestra del temerario y corrupto accionar de algunos efectivos del Comando Radioeléctrico.