El gobernador bregó por “un gobierno de unidad nacional” que trascienda la polarización entre el kirchnerismo y Cambiemos. Al hilo de un repaso de gestión, cuestionó la falta de obra pública por parte de Nación y calificó de “injusto” a José Corral. Además, insistió con la ley de narcomenudeo y lanzó un duro análisis sobre la coyuntura económica del país.
“Si repaso mis compromisos electorales, diría que hemos cumplido con todos y hemos hecho algunas cosas más. Nos queda todavía un año que va a ser muy intenso”. De esa forma Miguel Lifschitz sintetizó el repaso por sus tres años de gestión en diálogo con Ciudadanos. Con el acento puesto en la obra pública, cuya inversión rondará los 90 mil millones de pesos al cabo de su mandato, el gobernador indicó que se quintuplicó el presupuesto de Vialidad.
A propósito destacó las construcciones del Cemafe y del nuevo hospital Iturraspe –cuya inauguración está prevista entre marzo y abril próximos–. “Son hospital del siglo XXI. En Argentina no existe nada parecido, ni siquiera en el sector privado. Es parte de nuestro orgullo”, ponderó.
En el plano de los desafíos, el jefe de la Casa Gris sostuvo que le dedicará “todo su esfuerzo en el último año al fenómeno de la inseguridad y la violencia que le preocupa a los santafesinos en toda la provincia. Hemos avanzado mucho con una justicia que es cada vez más eficiente a la hora procesar y condenar a quienes cometen delitos. Casi el 80% de los delitos que se ha producido en el provincia fueron esclarecidos”, subrayó.
Al hilo de un análisis de los diferentes factores sociales que favorecen la violencia, como la marginalidad, el narcotráfico y la pobreza, Lifschitz hizo referencia a la corrupción en el Estado. “Cuando la corrupción llega a todos los ámbitos del Estado, llega a la justicia, a la policía y a la política, eso se transmite hacia abajo y promueve el delito”. Y consignó: “Vamos a ir a fondo contra las organizaciones delictivas, contra las organizaciones mafiosas. Santa Fe es la única provincia argentina que ha procesado por asociación ilícita a más de 60 organizaciones delictivas que fueron desarticuladas”, remarcó.
Acerca de las acciones conjuntas con las fuerzas federales para la detección del delito, el titular del Ejecutivo insistió con el reclamo para que se sancione la mentada ley de narcomenudeo. “Va a ser una herramienta muy importante para avanzar sobre la venta minorista de drogas, sobre bunkers, deliverys o quioscos donde se vende la droga en barrios”, planteó y rescató a los sectores judiciales que están a favor de esta iniciativa. “Hay fiscales federales que nos han manifestado su apoyo porque sería un alivio para su trabajo y encontrar una colaboración importante en las fiscalías regionales”, manifestó, al tiempo que observó “algunos prejuicios ideológicos sobre la desfederalización; hay una idea de que ser progresista no sería compatible con la desfederalización. Pero estas son cuestiones prácticas, este es un problema operativo”, aseveró. “No es una solución mágica –continuó–, pero es una herramienta más que podrían tener en mano los fiscales de la provincia”.
Desde el punto de vista político, Lifschitz no soslayó los cuestionamientos lanzados por sectores del kirchnerismo hacia “el gobierno progresista de Santa Fe”, en alusión los dichos que atravesaron las gestiones paralelas de Cristina Kirchner (en la Nación) y Antonio Bonfatti (en la provincia). A propósito, el gobernador depositó la mirada en recientes declaraciones de María Eugenia Bielsa, Héctor Cavallero y Carlos del Frade “retomando ese viejo discurso, tratando de poner en el Frente Progresista la responsabilidad del narcotráfico en Argentina, lo cual es un absurdo. El menemismo primero y el kirchnerismo, después, tienen una directa responsabilidad del avance del narcotráfico en Argentina. Por otro lado, el problema de la violencia urbana –adujo– es complejo y no puede ser un tema de especulación política. Nadie tiene la recete y todos vamos construyendo política pública. Y la experiencia que estamos haciendo en Santa Fe, en poco tiempo, va a ser un modelo para el país”.
Particularmente, sobre las acusaciones de la conversión de Rosario como el lavadero de activos, el mandatario provincial opinó que “esos dirigentes son la vieja guardia del kirchnerismo que vuelve reciclada y con los mismos discursos”. Y esgrimió que sobre el lavado de dinero no hay estadísticas serias en Argentina, que “existe, no hay duda; es un delito federal. Casi que no hay juicios por lavado en Argentina, ni codena. Ese es un gran problema, pero afirmar que Rosario es la capital del lavado no tiene ni pie ni cabeza”, enfatizó.
Con relación a los armados políticos y electorales y en consonancia con el modelo Santa Fe, el gobernador sostuvo: “Este es un país que vive de fracaso en fracaso. El peronismo fracasó en el gobierno en su versión neoliberal y en su versión progresista. El peronismo tiene poco para ofrecer de exitoso en Argentina. Cambiemos aparecía como la gran ilusión de realización de valores republicanos, de recuperación de la transparencia, de volver a poner al país en la senda del crecimiento y el desarrollo, pero casi ninguna de esas aspiraciones se cumplió”, evaluó y definió: “Estamos peor que hace tres años atrás”.
Al respecto, Lifschitz ponderó el modelo de gestión impulsado en nuestra provincia desde 2007 a esta parte y lo calificó de “exitoso” en virtud de las acciones llevadas a cabo en salud, educación, justicia y obra pública. En ese punto cuestionó que Nación no invierta en infraestructura del modo que lo hace el gobierno frentista y aludió al puente Santa Fe Paraná (así como el puente Santa Fe Santo Tomé) que no está previsto en el presupuesto nacional 2019. A modo comparativo, señaló: “Me comprometí con el intendente José Corral a llevar adelante un conjunto de obras que le pusimos el título Acuerdo Capital. Gran parte de esas obras se han ejecutado, están en marcha y nos queda un año para las pendientes”.
Frente a las críticas del propio Corral, Lifschitz consideró que es “injusto porque valora obras de aporte nacional que están paralizadas. Si el gobierno provincial puso cien, el gobierno nacional debió haber puesto mil”, cuestionó.
Acerca de la coyuntura económica nacional y el acuerdo que Nación estableció con el Fondo Monetario Internacional (FMI), el gobernador analizó que la medida “implica una pérdida de autonomía de este gobierno y de los próximos. Hoy un piso entero del Banco Central está ocupado por funcionario y técnicos del FMI –alertó– que están monitoreando minuto a minuto los indicadores de la economía argentina y están tomando decisiones. Son ellos los que definen la política económica en Argentina. Esto es muy grave”.
De cara a ese “complicado panorama”, “necesitamos una alternativa”. Porque “sería gravísimo para Argentina volver atrás y también sería gravísimo continuar con este modelo que nos está llevando a una situación de colapso”, indicó categórico. Para lo cual, desde su perspectiva “el progresismo que represento, junto a Margarita Stolbizer y Ricardo Alfonsín, es poco ante tremendo desafío, para romper la polarización, para gobernar un país en crisis no alcanza”. En tanto, “el peronismo federal, donde hay buenos dirigentes como (Juan) Schiaretti y Gustavo Bordet, pueden hacer un aporte pero no alcanza tampoco. Es necesario sumar sectores importantes del radicalismo porque tiene que recuperar su rol histórico”. En función de esa convocatoria a la UCR, Lifschitz instó a que Martín Lousteau tome la decisión “de sumarse a una alternativa”.
“Seguir pensando que dentro de Cambiemos se va a construir un proyecto alternativo… La realidad muestra que no es camino con posibilidades de éxito”, esgrimió. Ante la pregunta sobre la incorporación a esa eventual tercera vía de Roberto Lavagna, el gobernador santafesino precisó que se trata de un “dirigente muy valioso porque lo que simboliza”. “Creo que es el único ministro de Economía que ha salido bien parado, es respetado y bien visto dentro del peronismo. Lo vemos con simpatía, puede ser un factor de unidad y consenso”, reconoció y desestimó la instancia de internas dentro de este potencial espacio alternativo. “Lo importante, más allá del nombre, es armar el equipo porque el país de 2019 va a ser un país al borde del abismo. El que asuma la tarea tiene que generar un gobierno de unidad nacional”, postuló.