Ante el triunfo de Bolsonaro (PSL) en primera vuelta ayer en Brasil, la izquierda alineada detrás de Haddad (PT) buscará que el 28 de octubre el hombre que reivindica la dictadura no llegue al poder del país más grande de Latinoamérica. Aquí, una reseña de sus dichos discriminatorios.
El triunfo en primera vuelta del homofóbico, misógino y autoritario Jair Bolsonaro en Brasil, este domingo, suscitó el inmediato rearmado de fuerzas tras la figura de Fernando Haddad. El objetivo no es otro que el candidato adherido a la ultra derecha, que ha manifestado su reivindicación de la dictadura y la tortura, además de rechazar de plano los derechos de colectivos como el LGTBI, no llegue a la Presidencia del vecino país.
Con el 98% de los votos escrutado, los resultados de los comicios de ayer le dieron al postulante del Partido Social Liberal (PSL) un 46,3%, mientras que su contrincante alcanzó el 28,8%. Haddad, por el Partido de los Trabajadores (PT), irá en busca de la gran conquista el 28 de octubre cuando se lleve a cabo el balotaje. Solo un giro sumamente contundente parece poder frenar que la extrema derecha gobierne el país más grande Latinoamérica a partir del 1 de enero de 2019.
Bolsonaro nació en 1955 y cumple su séptimo mandato en la Cámara de Diputados. Desde que fue elegido concejal, en 1989, pasó por nueve partidos políticos. Su nombre saltó a la opinión pública por opiniones desafortunadas en torno a los derechos de colectivos sociales como el de mujeres y el LGTBI, la defensa de la dictadura militar de 1964 y de la tortura como una práctica legítima.
Este hombre, en 2003, le dijo a una diputada de izquierda, que lo acusaba de incentivar las violaciones, que «no merecería ser violada». Más tarde explicó al diario ‘Zero Hora’: «No merecería ser violada porque es muy mala, muy fea». Cientos de miles de mujeres se manifestaron el 29 de septiembre en varias ciudades del mundo contra el candidato por sus declaraciones machistas al grito de “Él no”, en una movilización histórica.
En 2616, Bolsonaro sostuvo que «el error de la dictadura (1964-1985) fue torturar y no matar», mientras su homofobia la expresó diciendo (en 2011) que preferiría que sus hijos «muriesen en un accidente» a que sean homosexuales. También señaló: “No voy a combatir ni a discriminar, pero si veo a dos hombres besándose en la calle, les voy a pegar». Pero eso no fue lo único.
En una entrevista en televisión llegó a asegurar que «el 90% de los hijos adoptados (por parejas homosexuales) van a ser homosexuales y se van a prostituir, con seguridad».
Con relación a los pueblos originarios, aseveró durante su campaña electoral que acabará con los derechos de los indígenas sobre las tierras: «No voy a dar ni un centímetro a las reservas indígenas». Sobre la comunidad brasileña con descendencia africana también dijo: «No hacen nada. Más de mil millones de dólares al año estamos gastando en ellos».
Por último, su racismo quedó puesto de manifiesto al decir por qué sus hijos no tendrán parejas de raza negra: «Están muy bien educados».