Marwan Gill, teólogo musulmán, aborda los actuales conflictos armados, señalando que el islam y el judaísmo, al igual que el cristianismo, promueven un mensaje de paz y convivencia. Explica que términos como «salam» (en árabe) y «shalom» (en hebreo) representan paz, y que la religión, en esencia, valora la vida y la armonía. Sin embargo, según Gill, los conflictos, como el de Israel y Palestina, no son religiones enfrentadas, sino luchas geopolíticas donde la religión es una identidad que, a veces, se manipula para intereses personales y agendas ideológicas.
Gill enfatiza que la paz requiere esfuerzo y no significa solo la ausencia de guerra. Además, condena la violencia, ya sea el terrorismo o el sufrimiento de civiles inocentes. Por ejemplo, el dolor de palestinos y judíos merece la misma empatía y justicia, lo cual no siempre es reflejado de manera justa en Occidente, argumenta Gill.
Refiriéndose a temas globales, sostiene que la falta de diálogo y la expansión de prejuicios empeoran las divisiones. Con respecto a la violencia, observa que comienza con sentimientos hostiles y luego escala, afectando la paz social, como pasa en Argentina y en otras sociedades.
Gill subraya la importancia del diálogo y la escucha para resolver diferencias, defendiendo una cultura de respeto sin que ello signifique renunciar a las convicciones propias. Propone que este espíritu se refleje en organismos internacionales, medios de comunicación y en el tratamiento de la información. Por último, enfatiza que el islam es una religión de paz y lamenta que la desinformación y el prejuicio, especialmente desde el 11 de septiembre de 2001, afecten la percepción de los musulmanes, generando islamofobia en algunos contextos occidentales, aunque destaca que en Argentina ha encontrado un ambiente de respeto.
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