El descubrimiento estuvo en manos del CONICET.
Un equipo de paleontólogos del CONICET halló el registro fósil más antiguo de un renacuajo de la especie Notobatrachus degiustoi a nivel mundial, a unos 100 kilómetros de Puerto Deseado, publicada en la prestigiosa revista Nature.
Esta especie, precursora lejana de las ranas y los sapos actuales, vivió hace 165 millones de años durante el Período Jurásico. Son animales de cuerpo blando y muy poco osificados, conocidos por ser los únicos vertebrados vivientes que atraviesan modificaciones tan extremas en su morfología y ecología.
Cuáles son las características del Notobatrachus degiustoi
Esta especie fue conocida en 1957 a partir de la descripción de numerosos esqueletos de individuos adultos bien preservados que se habían encontrado en la provincia de Santa Cruz, exactamente la misma donde el equipo del CONICET realizó el descubrimiento.
Poseen una gran importancia ya que conservan rasgos primitivos que actualmente no están presentes en las ranas y los sapos. Tras un exhaustivo análisis fotogenético de larvas de anfibios, la investigación ubicó a este renacuajo muy cerca del grupo que incluye a todos los anuros actuales.
“Lo que resultó de una gran sorpresa fue la gran similitud que tiene el nuevo ejemplar con algunos renacuajos que viven en la actualidad”, precisó Martín Excurra, investigador del CONICET y autor del trabajo, y agregó que la forma corporal larval de los anuros “sufrió relativamente pocos cambios durante los últimos 160 millones de años”.
La conservación del esqueleto hiobranquial del renacuajo permitió confirmar que se “alimentaba por filtración, atrapando partículas de alimento del agua, un mecanismo ejecutado por la acción continua de una bomba bucal”, explicó Agustín Scanferla, autor de la publicación e investigador del CONICET.