Así lo explicó el procurador General de la Corte Suprema, Jorge Barraguirre, al dar cuenta de la acusación que llevó adelante en el reciente jury.
En la destitución del ahora exjuez Rodolfo Mingarini, el procurador General de la Corte Suprema de Justicia de Santa Fe, Jorge Barraguirre, tuvo un rol clave al fundamentar la acusación en torno a 12 sucesos que dieron cuenta del mal desempeño en el contexto del jury. “Separamos tres tipos de casos al margen del caso del preservativo –explicó el funcionario judicial–. Uno relacionado con abusos sexuales cometidos contra niños y niñas. Un segundo, por una comunicación inadecuada entre el juez y una profesional defensora. Y un tercero, la individualización de una pena”.
En diálogo con ATP, Barraguirre también dio cuenta de otro factor que se sumaba a los aspectos técnicos de la acusación. Se refirió, a propósito, a “la necesidad de dar confianza y mantener la credibilidad del Poder Judicial, vinculado al cumplimiento de normas éticas. No fueron acusaciones relacionadas al contenido o al resultado de la decisión, sino que se vincula a la manera en que uno razona”, argumentó el procurador.
Sobre la determinación (unánime) del Tribunal de Enjuiciamiento, Barraguirre indicó que “se entendió que había habido una violación a la obligación de mantener la credibilidad y la confianza en el Poder Judicial”, insistió. “Estaba el caso de un niño autista, que hizo una serie de dibujos frente a las maestras y que fueron analizados por trabajadoras sociales y psicólogas. Y presentaba evidencia física de abuso. El hermanito de seis años también esa ‘sintomatología’. Sin embargo, tanto la declaración del niño como la evidencia física no fueron atendidas en absoluto”, detalló en virtud de un fallo que dictó Mingarini y que fue contemplada en el pasado jury.
Al respecto, Barraguirre hizo hincapié que Mingarini, en esta serie de fallos, “se mostraba como peleando contra la evidencia”, según lo que supo manifestar Rafael Gutiérrez, ministro de la Corte y parte del Tribunal de Enjuiciamiento.