Es un desarrollo biotecnológico de la UNL-Conicet y Bioceres. Se trata de la primera aprobación en el mundo para eventos de tolerancia a sequía en trigo. Para ser comercializado en Argentina, el evento debe ser aprobado en Brasil, principal mercado histórico del trigo argentino.
El Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación, junto a la Universidad Nacional del Litoral (UNL), el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) y la empresa Bioceres, oficializaron la aprobación regulatoria por parte del Ministerio de Agricultura de la tecnología HB4® para el cultivo de trigo, una tecnología de tolerancia a sequía única a nivel mundial.
Desarrollada por un grupo de biólogos y biólogas moleculares junto a investigadoras e investigadores liderados por Raquel Chan, docente de la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas de la UNL y directora del Instituto de Agrobiotecnología del Litoral (IAL) perteneciente a UNL y Conicet, en alianza con la empresa argentina de biotecnología agrícola Bioceres, la tecnología HB4 permite obtener semillas transgénicas más tolerantes a la sequía, minimizando las pérdidas de producción, mejorando la capacidad de adaptación de las plantas a situaciones de estrés hídrico y dando mayor previsibilidad a los rindes por hectárea. Cabe señalar que la comercialización de trigo HB4 en Argentina se encuentra condicionada a la aprobación por parte de Brasil, país que es el principal importador.
Esta tecnología, pionera a nivel mundial, es el resultado de una colaboración público-privada de más de 15 años entre la empresa y el grupo de investigación encabezado por Chan, responsable del descubrimiento. Las variedades de trigo HB4 son desarrolladas por Trigall Genetics, un joint-venture entre Bioceres y Florimond Desprez de Francia, una de las empresas líderes a nivel mundial en genética de trigo.
Oficialización
La oficialización se concretó este miércoles por la tarde mediante una videoconferencia de la que participaron el rector de la UNL, Enrique Mammarella; el ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación, Roberto Salvarezza; la directora del Instituto de Agrobiotecnología del Litoral (IAL) UNL-Conicet, Raquel Chan; la presidenta del Conicet, Ana Franchi; el director del Centro Científico Tecnológico Conicet Santa Fe, Carlos Piña; y el CEO de Bioceres, Federico Trucco.
La instancia virtual fue moderada por Margarita Portapila, profesora de la Facultad de Ciencias Exactas, Ingeniería y Agrimensura de la Universidad Nacional de Rosario, Miembro del Centro Internacional Franco Argentino de Ciencias de la Información y de Sistemas (Cifasis-Conicet) e integrante del grupo responsable del proyecto de investigación.
También participaron el secretario de Vinculación y Transferencia Tecnológica de la UNL, Javier Lottersberger; el director de Centro para la Transferencia de los Resultados de la Investigación de la UNL -Cetri Litoral-, Christian Nemichenitzer; Pedro Vigneau y Beatriz Giraudo por AAPRESID; Marcelo Carrique, presidente de Bioceres y ex presidente de CREA; y los productores Juan Diego Cabrini y Flavia Sedmak de Grieben.
Pionero
Al tomar la palabra, Chan destacó: “Hemos recibido una gran noticia que marca la culminación de un largo recorrido vinculado a un desarrollo biotecnológico pionero a nivel mundial”. Además, la responsable del descubrimiento subrayó: “Hemos encontrado un idioma común con la empresa Bioceres; pusimos los intereses colectivos del país por encima de los particulares”. Luego destacó “el apoyo brindado por la UNL, Conicet y el MINCYT” y también “a todas las personas que han trabajado a lo largo de todo este proceso para que este desarrollo sea hoy una realidad. Sin ellos esto no hubiese sido posible”. Finalmente, subrayó: “El mundo está empezando a entender que las tecnologías son necesarias para mejorar nuestra vida”.
Ciencia y valor agregado
El ministro Salvarezza, a su turno, agradeció a los presentes y felicitó a los autores del desarrollo. “Es un largo camino y un largo desarrollo donde se sintetiza este concepto de la necesidad de que cuando uno quiere llevar un desarrollo científico básico al mercado y a la producción tiene que recorrer la alianza publico privada, y es un camino que a la Argentina le ha costado transitar pero que la pandemia ha acelerado” y agregó que “estos mecanismos son los que realmente permiten que nuestro país sea competitivo porque le agrega valor y conocimiento a nuestros productos”. Asimismo, detalló que “si algo ha marcado esta pandemia es la necesidad de tener un sistema científico tecnológico consolidado para dar respuestas”.
Para finalizar, el ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación detalló: “La ciencia argentina empieza a ser más visible. Cuando hablamos de ciencia argentina ponemos a nuestros premios Nobel sobre la mesa. Ahora podemos poner otras cosas. Ahora podemos poner alimentos, herramientas para cuidar a nuestra población en la salud, y eso es un enorme logro, que no solo podamos verlo nosotros sino todos los ciudadanos”.
Ciencia y sociedad
“Es un día de mucha satisfacción ya que la Argentina da un paso más para que la economía del conocimiento nos posicione a nivel mundial”, aseguró Mammarella y completó: “La misión de las Universidades es trabajar para que la ciencia y el conocimiento esté al servicio de la sociedad buscando mejorar la calidad de vida de todos los ciudadanos de la Argentina y del mundo”.
En este sentido, valoró “la alianza estratégica y virtuosa entre el sector público y el privado. El trabajo articulado a lo largo de estos años entre UNL, Conicet y Bioceres es un ejemplo de esto. Esperamos que sea un ejemplo para todos y todas, así logramos alcanzar niveles de inversión correspondientes al primer mundo”. Además, el rector de la UNL subrayó “la importancia trabajar en el apoyo constante a nuestros investigadores e investigadoras, pero también en las políticas de promoción y transferencia de resultados de las investigaciones. Este es un gran ejemplo para mostrar que el fortalecimiento de infraestructuras que atiendan el trabajo de la propiedad intelectual permiten facilitar el camino para el desarrollo de estos emprendimientos público-privado”. Finalmente, Mammarella enfatizó: “Reafirmamos nuestro compromiso con la universidad pública, con la investigación y con la ciencia al servicio de toda la ciudadanía”.
La ciencia argentina, en lo más alto
Por Bioceres, Trucco remarcó: “Es un día muy feliz para todos nosotros, son 16 años de trabajo arduo y conjunto. Sólo tenemos palabras de agradecimiento para Raquel, su equipo, Conicet y UNL que han sido socios estratégicos”. Para culminar, el CEO de Bioceres sostuvo que “es realmente es un orgullo llevar la ciencia argentina a lo más alto del mundo agrícola. Ahora empieza un largo camino de convencimiento a nivel mundial. Lo que pasa en la Argentina, esperamos se replique en otros países; en algunos de los cuales ya estamos trabajando. Estamos liderando un proceso de transformación tecnológica a nivel mundial”.
Historia inspiradora
“De lo básico a lo tecnológico, hemos recorrido un camino muy largo que nos ha llevado a un gran éxito”, aseguró Ana Franchi y completó: “Esto demuestra el valor que conlleva el trabajo articulado entre la UNL, Conicet y Bioceres. Sin dudas, esta historia es inspiradora para la gente joven y, además, va a mejorar la vida de los argentinos en muchos sentidos.
En esta línea, Carlos Piña remarco que “para el CCT Santa Fe es una inmensa alegría que uno de nuestros institutos doble dependencia UNL-CONICET esté liderando este proceso a nivel mundial. La aprobación del HB4 es una gran noticia para todos”.
Tecnología de vanguardia mundial
El proceso desregulatorio del trigo HB4 ha sido iniciado ya en Estados Unidos, Uruguay, Paraguay y Bolivia. La Compañía también se encuentra preparando presentaciones para Australia y Rusia, así como en otros países de Asia y África.
En lotes de producción y ensayos a campo llevados a cabo durante los últimos 10 años, las variedades de trigo HB4 mostraron según los informes de INDEAR mejoras de rendimiento que en promedio rondaron el 20 % en situaciones de sequía. La incidencia de este fenómeno ha aumentado su frecuencia en el contexto del cambio climático global, afectando cada vez más la estabilidad de los sistemas de producción agrícolas.