Se trata de un hombre entrerriano que actualmente reside en España, pero que pudo ver su trauma y su abuso de niño hace poco tiempo con ayuda de terapia. El sacerdote es su propio tío y actualmente tiene Alzheimer. “A veces la sociedad no está preparada para ayudarnos”, dijo y también comentó que el propio Papa Francisco le aconsejo que se calle y no denuncie.
El impactante y escalofriante testimonio, en primera persona, sobre un abuso más de un sacerdote hacia un niño se conoció en los últimos días.
Hoy, la víctima de ese aberrante hecho es un adulto y vive en España, muy lejos de su Entre Ríos natal.
Se trata de Sergio Decuyper, quien denunció a su propio tío, el cura José Francisco Decuyper, quien hoy tiene su salud mental afectada porque sufre Alzheimer, en la Justicia de la vecina ciudad el pasado sábado.
Quienes tomaron esa denuncia son los fiscales Leandro Dato y Fernanda Ruffatti, de la Unidad Fiscal de Violencia de Género y Abuso Sexual del Poder Judicial.
En diálogo con el programa televisivo Apto para Todo Público, Sergio fue consultado acerca del motivo de la denuncia tantos años después. “Lo hago por mi salud, a las víctimas les cuesta dar el paso, muchas víctimas no lo hacen porque ser víctima es un estigma”, dijo.
“A veces la sociedad no está preparada para ayudarnos, en mi caso particular, mi proceso de salud terminó hace muy poco, en julio me dieron el alta, estuve con psiquiatra, estuve con psicólogos”, relató.
“El trauma, el abuso como tal lo terminé de ver completamente en 2019, como me pasó de pequeño, estuvo encapsulado, me decía el psiquiatra que es un proceso normal”, sostuvo Sergio.
“Por eso tomé la decisión ahora de denunciar, hay que dar luz, es un paso necesario para mi salud y para ayudar a las otras víctimas, en mi caso, el inconveniente es que mi tío abusador es una persona muy anciana, tiene Alzheimer, desde la iglesia me decían que no denuncie, que no vale la pena, por ejemplo, en Entre Ríos el delito está prescripto, tengo la esperanza de que ocurra lo mismo que en Chaco, que pesar de estar en la misma situación, hubo condena”, manifestó.
“Aunque mi abusador no pueda responder porque no tiene salud, deberá desponder la institución a la que él pertenece, sobre todo en Paraná, que es una tragedia por la cantidad de casos”, agregó.
“Me decían que lo dejara tranquilo, porque mi tío está enfermo, que no dijera nada, llevo un año, ese tiempo me costó tomar la decisión, pero mi salud y mi vida me piden que hay que hacerlo público, sobre todo por si hay otra víctima, para decirle que debe hacer terapia”, detalló la víctima de abuso sexual de un sacerdote paranaense.
“Soy un privilegiado, mi ex mujer, mis amigos me ayudaron a hacer terapia, llevo varios meses sin poder trabajar, pude salir adelante, pero lleva mucho dinero, mucho tiempo, solo no se puede”, sostuvo.
La desilución
“Vi claramente el trauma en febrero de 2019, en marzo le mandé una carta al Papa a través de unos amigos, y me llamó por teléfono, pero no hice pública esa llamada, me impactó mucho, luego, la primera llamada que recibí desde Paraná fue en enero de 2020, monseñor Puígari me contactó por una investigación previa que ellos habían comenzado, pero me aconsejaban que la cierre por el estado de salud de mi tío”, detalló el denunciante.
“Viajé a Roma, logré ver al Papa personalmente, pero los consejos que recibí de él me hicieron mal, iban en la línea del perdón, dejar pasar el tiempo, respetar la salud de mi tío abusador, o sea que como víctima me sentí muy solo, de todos modos le tengo que agradecer que es la primera persona que me cree y debo agradecerle por eso”, contó con desilución la Sergio.
“Cuando le dije que lo quería contar a mi familia, él me aconsejó que no lo haga porque eso le iba a generar mucho malestar a mis padres, a la Iglesia de Paraná que ya sufrió mucho, me dio un ejemplo, y me dijo ‘si vos sabés que la madre de tu amigo se dedica a la prostitución ¿se lo dirías?’, y en ese momento como estaba tan impactado no dije nada”, sostuvo.
Momentos cruciales
“Para tener salud debí tomar muchas decisiones vitales, me separé, tuve que asumir mi homosexualidad, que es algo hermoso, algo fantástico, lo que pasa es que mi cabeza tenía todo mezclado: el abuso que es un crimen y mi orientación sexual que es una cosa hermosa”, definió Sergio.
“A la primera persona que se lo conté es a mi ex esposa, y luego comencé los tratamientos”, recordó.
“Cuando me recibió monseñor Puígari en Paraná me dijo que ‘la cantidad de abusos son como una pandemia’, la Iglesia comete un error que es querer equiparar sus abusos con los que ocurren en el resto de la sociedad, pero son absolutamente diferentes, tienen otras características”, razonó.
“Me ayudó mucho mi ex esposa, me casé, la vida me regaló hijos, soy un privilegiado, pero ha sido un camino tormentoso, yo quiero mucho a mi iglesia, me considero católico, pero hay una parte de ella que falla muchísimo”, finalizó.