Así lo estimó la Universidad de Belgrano. Para el Centro de Estudios de la Nueva Economía, deben buscarse mecanismos de financiamiento de la construcción para mejorar la actividad.
La suspensión de la mayor parte de las actividades económicas en el inicio del aislamiento social elevó la tasa de desocupación a cerca del 15% en el segundo trimestre, superando en más de cuatro puntos porcentuales al nivel del mismo período del año anterior, con lo que el desempleo llegaría al mayor porcentaje de los últimos 15 años, de acuerdo con las estimaciones de la Universidad de Belgrano (UB).
En un informe del Centro de Estudios de la Nueva Economía (CENE) dependiente de la UB, se indica que por “la paralización de actividades generada por la cuarentena, la economía experimentó un fuerte retroceso en el primer semestre de 2020” y que ello “impactó en el nivel de empleo, estimándose que la tasa de desempleo alcanzaría en el segundo trimestre al 15%, cuando fue del 10,4% en el primer trimestre”.
El Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) dará a conocer los datos del mercado de trabajo del segundo trimestre (empleo, actividad, desempleo y subempleo) el próximo 23 de septiembre. En el análisis del CENE, dirigido por el ex director del Indec, Víctor Beker, se destaca la importancia que tendrá la reactivación de la actividad de la construcción en la generación de empleo y en la actividad económica en general.
“A diferencia del sector agropecuario y de buena parte de la industria manufacturera, la actividad de la construcción aún requiere de una utilización importante de mano de obra”, indicó al respecto, además de puntualizara la importancia de “sus eslabonamientos”, en tanto utiliza insumos de decenas de rubros vinculados. Por tal razón, la industria de la construcción “puede jugar un rol vital en la recuperación del empleo y en la reactivación económica”. Precisamente, la construcción fue una de las actividades más afectadas durante el aislamiento social, con un derrumbe que “alcanzó el 62%, comparando mayo 2020 con igual mes de 2019”.
“Por tales motivos, la puesta en marcha de la obra pública y privada realizaría una vital contribución tanto a la reducción de la tasa de desocupación como a la mejora en el nivel de actividad”, señaló Beker, quien advirtió que “para ello, se requiere asegurar mecanismos adecuados de financiamiento”. Los problemas en ese aspecto, al menos para la obra pública, derivan de “los ya escasísimos recursos ordinarios del fisco, puesto que el 50% del gasto público se financia hoy con emisión monetaria”.
Beker propuso como opción a esa situación “la emisión de bonos ajustables por CER, que permitan absorber buena parte del exceso de liquidez generado durante la cuarentena” que, además, permitiría “crear una alternativa para el ahorro que no sea exclusivamente el dólar”. En cuanto a las obras de gran envergadura, que requieren de desembolsos importantes de capital, señaló que “se deberá recurrir al financiamiento de organismos financieros internacionales como el Banco Interamericano de Desarrollo o el Banco Mundial”. Para la construcción privada, Beker indicó que “además del plan Procrear, deberán instrumentarse líneas de crédito a largo plazo ajustables por el coeficiente de variación salarial, con un seguro para el caso de pérdida del empleo por parte del titular del crédito”.