Se trata de la argentina que salió a contar públicamente su lucha contra la enfermedad. Pidió que no discriminen a los infectados. También ponderó la tarea del equipo de salud que la atiende.
Marisol San Román es la joven argentina de 25 años que contrajo coronavirus en Madrid, cuando realizaba una maestría.
El contagio se dio a partir de una salida con amigos, en la capital española, en pleno auge de la enfermedad.
“Me siento mucho mejor que ayer y antes de ayer quizás”, dijo en una charla por Instagram con el programa televisivo Apto para Todo Público.
“Hago mucho énfasis en la prevención porque seguro que no tienen ganas de estar como yo en este momento en mi cama”, sostuvo de forma contundente.
“El contagio fue por el uso de un lápiz labial de manteca cacao que compartí con una chica completamente asintomática y con ella estuvimos en una cena común y corriente”, narró Marisol
“A los pocos días tuve los primeros síntomas, empecé con fiebre y dolor de garganta, luego llegó la tos y después ya estaba internada, yo le echaba la culpa al aire acondicionado, en ningún momento pensé en la idea de que podía tener coronavirus”, detalló.
En este sentido, recomendó que “si tienen síntomas llamen a los números de emergencia y consulten a los especialistas, hay que cuidarse de no estar con los abuelos y las abuelas, ser joven no te hace inmune a nada, no lo vas a pasar mejor, no es una gripe y nada más, a quien me dice eso le pregunto si alguna vez que tuvo gripe no pudo levantarse de la cama o escupió sangre”.
El camino
“En la primera internación debí soportar una jeringa en la garganta, en la segunda los médicos vieron que tenía una infección en el pulmón derecho, en la tercera tenía una farinjoamigdalitis, por eso se agravó mi cuadro, y no lo pasás bien”, contó la joven.
“Tenemos una bomba de tiempo en las manos, pero también tenemos la posibilidad de desactivarla, la única solución para cuidarnos entre todas y todos es la prevención; el distanciamiento social es fundamental, este es un momento en el cual no hay que ir a lo de los amigos a comerse un asado, es el momento de quedarnos en nuestras casas”, detalló.
La consigna
“Tengo escrito en mi pared ‘voy a vivir’, lo veo todos los días, y aunque tengo la posibilidad todas la mañanas de no levantarme, no pienso en eso, sino que enfoco mi cabeza en que voy a salir adelante y hay que darles un mensaje a todos y todas”, describió.
Marisol llegó a Buenos Aires el jueves 12 de marzo por la mañana, una semana antes de que en Argentina se decretara la “cuarentena total”.
Llegó en un avión de Iberia sin condiciones sanitarias. “Todos venían tosiendo, yo tuve mucho cuidado de no sacarme el barbijo en ningún momento”, dijo.
Marisol no tenía síntomas pero había extremado los cuidados después de haberse enterado de que su universidad había cerrado tras la confirmación de tres casos positivos.
Al llegar al país, estuvo una semana internada en aislamiento, era el tiempo esperado para que el test proveniente del Malbrán confirmara o descartara la sospecha. La fiebre bajó durante esos días pero el dolor de garganta empeoró y apareció la tos.
Por estos días, toma una cantidad importante de medicamentos para aliviar su situación. Un médico la chequea dos veces por día pero con métodos de distanciamiento.
Marisol mostró una enorme gratitud a a los médicos y profesionales de la enfermería que la atienden y la atendieron.
Por último, instó a las personas a que “no hay que atacar a nadie porque se puede enfermar cualquiera, no hay que discriminar a los y las enfermas”.