Ayer se manifestaron frente al ministerio. Las empresas para las que trabajan no les reconocen nada en los robos. Pagan seguro de vida de su bolsillo, son monotributistas y no tienen un vínculo laboral más que un contrato desventajoso. En esa precariedad, al menos quieren trabajar seguros.
Ayer, integrantes de plataformas digitales de cadeterías se manifestaron en Santa Fe, frente al ministerio de Seguridad.
Sabido es que quienes desempeñan tareas en este rubro, están expuestos no sólo al peligro por el cual están reclamando, sino también a la voraz precarización laboral propuesta por las multinacionales, de las cuales, físicamente no hay demasiado rastros en la ciudad.
Un cadete de cualquier plataforma digital está a merced de las vicisitudes del tránsito, el clima, defectos mecánicos de su móvil, el humor de los clientes, el maltrato de algunos comercios que en numerosos casos no les presta algo elemental como el baño, entre otras antipatías.
Brisa Díaz, una de las manifestates, brindó algunas precisiones de la protesta y del motivo de la misma en el programa televisivo Apto para Todo Público.
“Puntualmente reclamamos seguridad, propusimos tener corredores seguros”, dijo la trabajadora.
“Proponemos que en Urquiza para dirigirnos hacia el sur, y en Alvear para el norte haya más seguridad policial”, insistió.
“Hace poco sufrí un hecho de robo a mano armada, me robaron la moto el celular”, narró Brisa.
“Si bien tenemos zonas delimitadas en las que no ingresamos, sí hay otras en las que necesitamos más iluminación y más presencia policial”, sostuvo.
En cuanto a los detalles de la jornada laboral, detalló que “un día de trabajo es llegar a la plaza San Martín, de Las Banderas, o la Vucetich, loguearnos y comenzar a llevar pedidos, los que están pagos con tarjetas los llevamos y si es en efectivo lo pagamos nosotros”.
“No hay nadie que nos avale, que nos proteja”, dijo Brisa, y agregó que “somos monotributistas, firmé un contrato de un año que calculo que cuando se cumpla se deberá renovar”.
También comentó que paga un seguro de vida y que el contrato que la vincula con la empresa para que trabaja lo firmó en una plaza pública de la ciudad, es decir, no hay oficinas.
Brisa es estudiante de enfermería y el pago que obtiene de su precarizado trabajo le sirve para solventar esta etapa de su vida.
“No hay un día en el que a un compañero no le roben”, finalizó.