En los últimos cuatro meses, cerraron 5170 pymes. En el último año 12.168. Cerca de 1000 por mes y 43 diariamente.
El panorama que presenta el sector pyme es de lo más oscuro. A la complicada situación económica, se suma que hoy se oficializó mediante el Boletín Oficial el decreto que enmarca el bono de $5000 para los trabajadores del sector privado. Algo que fue decidido sólo por la cúpula de la Unión Industrial Argentina, el sector que más espalda tiene para soportar este tipo de medidas.
Si el lapso de tiempo para medir la caída del sector se extiende a los últimos 40 meses, las pymes que se fundieron suman a 18.748.
Desde diferentes organismos que nuclean a los industriales y empresarios pymes pusieron el grito en el cielo.
La medida genera una visión dual de la situación: se ve como necesario para reactivar el consumo, pero por otro lado es palmaria la imposibilidad de pagarlo.
Por otro lado, diferentes entidades empresarias sostienen que se plantea un enorme esfuerzo para pagar el bono, pero eso terminará en el sistema financiero.
En los últimos cuatro meses, cerraron 5170 pymes menos en el país.
En el último año, la cifra de pequeñas y medianas industrias llega a 12.168, o sea, cerca de 1000 por mes y 43 diariamente.
Si el lapso de tiempo para medir la caída del sector se extiende a los últimos 40 meses, las pymes que se fundieron llega a 18.748.
En cuanto a la estructura de los costos simplificada de las pymes:
-El margen de ganancias de las empresas era de 15% y en 2019 es de 2%.
– En cuanto a la masa salarial, en 2015 era de 28% y en 2019 de 25%
– De insumos y bienes intermedios en 2015 era de 30% y ahora de 35%.
– Sobre las tarifas y servicios: en 2015 representaba el 4% a las empresas y ahora 15% del total de gastos.
– Los impuestos directos que tienen las empresas, en 2015 era de 20% y ahora de 14%.
– El costo financiero que están pagando las empresas para financiarse en 2015 era de 3% y en 2019 se elevó a 9%.
Entonces, se puede analizar que del total de ganancias que tenían los empresarios en 2015, se licuó y ahora se emplea en costos financieros, bienes intermedios, tarifas y servicios y menos de sueldos.
El empresario recibe menos ganancias, el trabajador cobra menos sueldo y el estado recauda más.