Tras la noticia de la quiebra y el cierre de tres locales, los propietarios de la firma brindaron una serie de aclaraciones en el marco del duro contexto económico que atraviesa a la economía del rubro gastronómico en particular.
La noticia no tardó de proliferar en el boca a boca y en los medios locales: la empresa Triferto cerraba tres locales ubicados en el centro de la ciudad. En efecto, se informó que la firma presentaría la quiebra el 19 de agosto debido a una millonaria deuda que mantiene con la Administración Federal de Ingresos Públicos (Afip). La grave situación ponía en peligro las fuentes de trabajo de 90 personas. Según la Unión de Trabajadores del Turismo, Hoteleros y Gastronómicos, los locales que cerrarían sus puertas son Triferto Express (San Martín 3301), La Chopería (San Jerónimo y bulevar Pelligrini) y Triferto Peatonal (San Martín 2360).
Tras el cierre o el achicamiento de otros comercios emblemáticos de la ciudad, signo de la dura crisis económica que atraviesa la ciudad, el anuncio se sumó a un panorama ya alarmante. No obstante, Carlos Fertonani se encargó de difundir en sus redes sociales este miércoles que la realidad marca algunas diferencias.
El texto indica que “en medio de una crisis económica nacional que afecta de manera directa a todo el pequeño y mediano empresariado, soportando operaciones mediáticas que solo procuran dañar el nombre de nuestra firma, la familia Triferto, conserva el desafío de sostener una empresa familiar con 25 años de trayectoria, que ha sido y es un ejemplo de apuesta constante a la ciudad y a las necesidades de los santafesinos”.
En otro tramo, el comunicado manifiesta que la empresa sufre el estancamiento de la economía. “Lo que antes era una salida semanal, casi diaria en el caso de las cafeterías, hoy es un lujo para los argentinos y, particularmente, los santafesinos. Como a todos, nos impactan los ciclos económicos de Argentina, los cambios de la dinámica de una ciudad, los cambios de gustos de los habitantes y visitantes”.
“Hemos sostenido con muchísimo sacrificio una política empresarial que nos obligó a dar batallas contra multinacionales y grandes marcas nacionales que vinieron a competir en Santa Fe. La ecuación de costos varia constantemente y, hoy, los costos de electricidad, los precios de los alquileres y el consumo de gas, que antes formaban un porcentaje bajo a cubrir, representan un punto rojo en cualquier emprendimiento comercial”, subrayan.
A esos costos se añaden las materias primas y, consecuentemente, “la imposibilidad de subir los precios de la carta en busca de no desalentar un consumo ya caído por una crisis que ataca desde todos los frentes, nos puso como a tantos otros en dificultades financieras y económicas”, explican.
En tal sentido, aclaran que mientras otras empresas “gigantes” apelan a las suspensiones y los despidos, “no es el caso de Triferto”. “Lo habitual en todo negocio en crisis es el recorte en recursos humanos. Pero quienes trabajan en comercios y empresas familiares donde hay una relación estrecha entre dueños y empleados saben que esto no es una tarea fácil. Y menos si la relación tiene casi 25 años de historia”, argumentan.
Como una marca identitaria de la ciudad, la familia Triferto enfatiza en el texto que “en 1994 iluminó la entonces apagada recoleta santafesina, llegando a tener tres locales en esas pocas manzanas. Presentes en dos de tres shopping que abrieron en Santa Fe. El fuerte acompañamiento a la costanera llevándola a su máximo esplendor”. Lo que tuvo su correlato una década después se acompañó a “darla más vida a la Granja La Esmeralda”, así como tiempo después asumir el levantamiento de la quiebra de Merengo, otro símbolo santafesino. Luego vino el apoyo a la recuperación de la Estación Belgrano con dos locales. Y “un festejo en familiar en la parrilla de Costa Este. Los sándwiches de Mostaza. Buscar un lugar privilegiado en la vereda de San Martín y Santiago porque los lisos de ahí, son los más fresco de la ciudad”.
Más adelante, se admite que “a lo largo de esta historia se cometieron errores. Los del manual de la empresa familiar. Los que no se pueden evitar porque ser parte de una familia hace que cueste desprenderse de un ser querido. Porque un local es un hijo de la ciudad que no queremos que se vaya. Que levante la mano quien no está o estuvo en crisis. Quien no conoce a alguien que no lo esté”, resalta.
“Pero, sobre todo, levantemos las manos los que queremos seguir trabajando. Las preocupaciones son las mismas de todos. Un puesto de trabajo que se pierde. Una familia que hace 25 años recibe el sueldo de vender pizzas y picadas que tendrá que adaptarse una vez más. Estará en las manos de todos, los más jóvenes de esta familia, los empleados, los de 25 años de antigüedad y los de un año vividos en esta pasión, proveedores incansables, los nuevos gastronómicos que marcan tendencia en la ciudad, seguir poniendo una sonrisa al bajar una ronda de lisos a una mesa de amigos o agregar las sillas que hacen falta en la vereda para esa familia que sumó un integrante más”.
A continuación se aclara contundentemente: “No estamos estafando a nadie, no estamos ocultando nada, no somos prestanombres de nadie, no somos evasores por eso debemos porque declaramos nuestros impuestos, no merecemos las descalificaciones de algunos opinan irresponsablemente y después de acuerdo a las comodidades del momento, cambian como veletas si hacerse responsables de las consecuencias de sus difamaciones”.
“Estamos reestructurarando la empresa familiar. Claro que sí. Y en esta reestructuración, con la colaboración de todos nuestros empleados, con la participación del Gremio de Gastronómicos, vamos a garantizar que no se pierda un solo puesto de trabajo. Si contamos con la comprensión de los proveedores que son un eslabón fundamental de esta cadena, y que nos acompañaron durante 25 años. Si somos capaces de comprender las necesidades de la época y las circunstancias. Acá estamos, nos conocemos. La vamos a seguir peleando. Se suma el que quiera ponerse el delantal una tardecita santafesina”.
La familia Triferto finaliza el comunicado diciendo: “La crisis es grande. Pero no tan grande como nuestro empeño y nuestro compromiso por seguir adelante. Con los de siempre, como siempre. Porque somos los mismos de siempre. Y estamos en las calles de la ciudad, dando la cara. Todos los días. Desde hace 25 años”.