La mesa chica del Partido Justicialista se reunió este miércoles y empezó a hacer públicas y notorias sus diferencias con el proyecto de reforma constitucional que el gobernador, Miguel Lifschitz, envió a la Legislatura y pidió que se trate antes de junio.
Algunos dirigentes del PJ ya se habían pronunciado en contra de algunos aspectos de la iniciativa oficial, pero ahora el mensaje fue más orgánico e institucional. Si bien no hubo un documento público al finalizar la reunión del consejo ejecutivo y los legisladores peronistas, el presidente del partido en Santa Fe, Ricardo Olivera, le dijo a UNO Santa Fe: «Estamos muy lejos del proyecto oficial como partido».
Al igual que varios de los presentes en el encuentro, Olivera dejó en claro que el PJ «siempre fue reformista» y que «fue el primero que quiso llevar adelante» la reforma. «Pero con este proyecto nosotros vemos que hay dos vicios de origen: uno es político y el otro es técnico legislativo», aseguró.
Para Olivera el primer problema es cómo se originó este proyecto de reforma y recordó que su partido fue convocado por este tema en agosto de 2016. «Les dijimos que estábamos dispuestos a trabajar en el tema, pasó un año y medio y, después, conocimos el proyecto 10 días antes de que llegara a la Legislatura», se quejó.
«Esto va en contra de lo que exige una reforma constitucional –continuó–, que demanda consenso con los partidos políticos, que no lo hubo; diálogo, tiempo para tratarlo seriamente, un núcleo de coincidencias básicas y todo esto no se dio. Ni hablar del tema de los tiempos del proyecto oficial que pretende que la ley de necesidad de reforma esté resuelta a mediados de mayo o en junio».
Además cuestionó los plazos para realizar las internas para elegir los convencionales, que son 60 días; después hay 90 días para elegir a los convencionales en la elección general y después 40 días para una Asamblea Constituyente. «Me parece que nosotros tenemos que ser responsables y no podemos aceptar esos plazos», se excusó.
«El otro déficit, que lo marcaron los que saben, es que el proyecto oficial tiene muchos errores de técnica legislativa. Uno es la cantidad de temas que plantea el proyecto, que son más de 50 para resolver en 40 días. Mientras que cuando hay una fragmentación legislativa como la que tiene la Cámara de Diputados, lo ideal es trabajar sobre 10 o 15 temas para lograr el consenso», argumentó.
Luego agregó: «Nosotros no queremos ser los responsables de que no se discuta el proyecto. Por eso se decidió con los diputados trabajar en cada una de las comisiones donde seguramente se generarán dictámenes de minoría. Es decir, no acompañando el proyecto sino dando una opinión diferente».
La primera comisión, de un total de cinco que tomarán el tema, es Asuntos Comunales (el resto son las de Presupuesto y Hacienda, Asuntos Constitucionales, Derechos y Garantías y Educación), donde el representante del PJ es Germán Baccarella.
A partir de esta decisión del partido se encomendó al presidente y a algunos colaboradores trabajar sobre los diferentes temas propuestos en la reforma en cada una de las comisiones para acompañar a los diputados. Por eso, el primer encuentro será este jueves por la mañana y participará uno de los dirigentes del peronismo con más experiencia en el tema, Danilo Kilibarda. Y esa va a ser la mecánica a desarrollar en cada comisión. «Para nosotros este proyecto no es viable, pero nosotros no queremos dejar de trabajar el tema», aclaró Olivera.
Al ser consultado sobre los proyectos de Héctor Cavallero y Luis Rubeo, Olivera dijo que no los conoce tanto como el del gobierno provincial pero que se van a tratar los tres. «Lo que me parece es que estamos muy lejos del proyecto oficial como partido», sentenció.
A pesar de todas las dificultades que Lifschitz tuvo para impulsar un proyecto de necesidad de reforma constitucional, el gobernador consiguió que el tema llegue a la Legislatura. Desde un primer momento varios dirigentes de Cambiemos anticiparon que «no era el momento» para avanzar con este tema y todas las miradas se posaron en el peronismo. Además, el PJ es quien tiene la mayoría en el Senado y eso le cargaba una responsabilidad extra sobre la posibilidad de que la iniciativa avance o no.
Con el proyecto en la Legislatura, Lifschitz va a jugar a fondo para que se trate y, en caso de no ser así, que alguien pague el costo político de negarse públicamente a una reforma constitucional. El justicialismo no quiere ser quien entierre el proyecto y por eso apuesta a seguir debatiendo cada uno de los temas propuestos por el gobernador, extender los tiempos y que la reforma se congele sola con la llegada del invierno.
Fuente: Diario Uno Santa Fe