Bajo la dirección de Francisco Matiozzi Molinas, y con producción integral de la productora de contenidos audiovisuales del Ministerio de Cultura, la película se proyectará el próximo viernes 25, a las 19, en el cine público provincial, con entrada gratuita.

La inmensidad de un río se impone como una de las primeras imágenes de “Payé. El alma en el chamamé”, el documental producido integralmente por Señal Santa Fe (productora de contenidos del Ministerio de Cultura) que este viernes 25 de octubre, a las 19, tendrá su estreno en Cine El Cairo (Santa Fe 1120, Rosario) con entrada gratuita. La inmensidad del río es sinónimo del litoral, es geografía y fronteras, es inspiración y es, también, metáfora: sobre el fluir de la danza, sobre la conexión ancestral con la cultura de los pueblos, sobre el recorrido constante que une a generaciones en torno al género musical que es Patrimonio Cultural de la Humanidad. Todo ello confluye y nutre a “Payé”, a partir de la dirección precisa y cercana de Francisco Matiozzi Molinas, y de las voces y el arte de Nélida Argentina Zenón, Monchito Merlo, Simón Merlo, Mariela Frey, Darío Kluczkiewicz y Sol García.

La inmensidad del río es también la que acompaña las primeras palabras de Nélida Zenón, la cantante y compositora nacida en la localidad correntina de Gobernador Martínez que llegó a Rosario y, desde allí, sigue sosteniendo su producción artística y también su faceta como difusora del chamamé, tarea que desempeña desde hace más de 70 años. En “Payé”, la influencia y referencia de Zenón reluce a partir del reconocimiento de las generaciones que la sucedieron. Una línea que tiene un eslabón directo en Monchito Merlo, pero que se extiende también hacia Simón Merlo y llega hasta Sol García, la joven acordeonista que, en el film, destaca la influencia artística y la perseverancia de Zenón como mujer.

“Este documental es una gran posibilidad de mostrar el talento de las mujeres en lo musical, en la creatividad –reconoce la propia Nélida–. Hace muy poco tiempo grabé un homenaje a una de las primeras acordeonistas chamameceras del Litoral, Ramona Barrios, que compuso un tema, ‘La parilla’, que hemos grabado también con unas palabras mías homenajeando a esta admirable mujer que alegró las fiestas campesinas, los bailes familiares, que se animó a poner la pierna sobre una silla, agarrar su acordeón y darle alegría a su audiencia. La posibilidad de que las mujeres tengan presencia en este documental es fundamental. Me siento halagada de participar, prácticamente como pionera, ya que desde hace 70 años difundo desde distintos ámbitos el chamamé, desde el canto, la composición, la difusión de intérpretes de todos los tiempos. Los que abrieron huella y los que están ahora soñando con un futuro luminoso del chamamé, que felizmente estamos viviendo y nos llena el alma. Felicito que convoquen a las mujeres, a las jovencitas sobre todo, como Sol García, para que tengan esta luz, porque van a seguir seguramente hacia el éxito. Me produce una gran felicidad, además con ese nombre que le pusieron: el Payé es el canto, el baile, el grito que sale de las entrañas del hombre y de algunas mujeres también que saben muy bien el sapukay. Esto es una oportunidad estupenda”.

Responsable de la dirección, Francisco Matiozzi Molinas asumió además el guionado y montaje de “Payé”. Dos tareas que, en su metodología de trabajo, van estrechamente de la mano. El registro es entonces un campo de exploración y búsqueda, en este caso con objetivos claros, según explica el realizador: “Desde un principio la idea primaria fue entender el trabajo de difusión y el intercambio generacional. La idea central fue lograr relatos en profundidad, donde pude habitar a los personajes en sus lugares cotidianos. Ver cómo son sus experiencias y a partir de ahí cómo día a día son protagonistas en difundir el chamamé, desde el baile, la música y el canto. En ese sentido permite que el chamamé permanezca vivo y se transmita de generación en generación. Y siga vigente, huella a huella, como en el caso de una de las protagonistas que es Solcito García”.

Justamente, si de registros cotidianos se trata, la joven acordeonista Sol García es presentada junto a sus compañeras y compañeros de la escuela secundaria. Destacada como una de las revelaciones del chamamé actual, Solcito encontró en “Payé” la posibilidad de vivir un encuentro “inolvidable”. “Tuve el honor de compartir con Nélida y Monchito, que son dos personas que admiro y aprecio mucho, son mis referentes en mi carrera artística y estar junto a ellos compartiendo música, historias y enseñanzas es algo que no tiene precio”, distingue la acordeonista, que se sabe una representante de las nuevas generaciones del género: “Me sentí afortunada de representar a los jóvenes chamameceros en este documental, que es para mí como un testimonio de la conexión que existe entre los artistas más allá de las edades y los estilos”.

En ese contexto, la presencia compartida de Zenón y García realza las voces de las mujeres en el género. “En cuanto al rol de las mujeres en el chamamé, sí, me siento representante, pero más que representante, también me siento responsable de seguir adelante con el chamamé, inspirando a otras mujeres a que se animen a seguir sus sueños y hacer lo que más les gusta –asegura Sol García–. Pero también me gustaría ser un ejemplo de que las mujeres también podemos hacer música, podemos cantar y tocar instrumentos. Yo creo que mujeres como Nélida, que con mucho esfuerzo y constancia abrieron camino para que otras mujeres como yo pudiéramos seguir adelante, es algo que debemos aprovechar y continuar con ese legado para que día a día seamos más”.

El fluir de la danza

“No hay un modo de bailar chamamé. Hay tantos modos como bailantes de chamamé hay”. En medio de una de sus clases, Mariela Frey deja en claro la singularidad de este género popular. La escena transcurre cercana, con jóvenes estudiantes de la Escuela Nigelia Soria. Junto a su compañero, Darío Kluczkiewicz, buscan (y logran) transmitir la pasión y el sentimiento en torno a un arte que, según distingue Kluczkiewicz, no suele encontrar reflejo en producciones audiovisuales de estas características.

“Generalmente la danza está mucho más alejada que todos otros lenguajes artísticos como la música, el teatro, el cine. En ese contexto, la danza de géneros populares está caída del mapa y el chamamé aún más al margen, lo que da la idea de lo que significa para nosotros poder registrar y poner en juego una forma de baile como el chamamé, de ponerla en acción, de difundirla. Porque aparte la danza del chamamé es casi la síntesis completa de lo que representan la música, la poesía. En el momento que se baila el chamamé hay dos relatos que se encuentran con memorias, dos cuerpos que hacen a ese momento una acción distinta a lo cotidiano. Toda esa conjunción de música, danza, poesía, memorias, relatos, disfrute, rebelión, sucede cuando dos cuerpos se encuentran y empiezan a sonar en un tiempo que se construye entre el sonido musical, la voz del canto y los cuerpos”, apunta el docente y bailarín.

Y destaca: “Este documental da la posibilidad de abrir y que el chamamé también pueda ser visto desde los cuerpos que bailan. Nosotros empezamos a dar clases en espacios particulares, pero en la actualidad el chamamé está presente en las Escuelas provinciales de Arte, en la Nigelia Soria, en el Instituto Isabel Taboga. Eso surge de una militancia que se fue haciendo durante mucho tiempo y que el registro audiovisual pase por esas instancias también da un sustento recontra importante para que pueda ser apropiado y valorado”.

En ese sentido, “Payé. El Alma en el chamamé” es una pieza única, que suma riqueza a la cultura chamamecera. “Siempre una película, y en este caso de género documental musical, parte de una necesidad –reflexiona el director Matiozzi Molinas–. Parte del deseo de poder contar historias, de entrar en la vida de los protagonistas, al menos por un momento. Es un viaje en el que vamos intentando que las imágenes perduren y permanezcan en la memoria y en la cultura de cada uno de nosotros”.

Para el director rosarino, además, “está bueno rescatar que es un trabajo de un organismo público, del Ministerio de Cultura, que decide financiar estas producciones audiovisuales que tienen que ver con la cultura y la identidad de la región”. “En un contexto donde el mercado necesita más rating, donde necesita ciertas formas de lógica de mainstream, un organismo público apuesta a algo que tiene más que ver con la cultura, con la identidad”, concluye el realizador.

Desde su formato de unitario documental, “Payé. El alma en el chamamé” suma un nuevo eslabón a una serie de producciones desarrolladas por Señal Santa Fe en el marco de Chamamé en Santa Fe, proyecto que ya cuenta con tres series (“Intro”, “Sesiones” y “Antología”) y con su propio sitio transmedia: chamamesantafe.gob.ar. Con asesoría de contenidos de Chango Spasiuk, los diferentes ciclos permiten ahondar en la cultura chamamecera, en sus formas, su trascendencia, sus protagonistas.

Con sus singularidades, cada serie audiovisual se ofrece como un camino posible para sumergirse en el vasto universo del chamamé en la provincia de Santa Fe. El recorrido por esos registros es variado en géneros y estilos. Las posibilidades de descubrimiento son múltiples. Como en la vida misma.

(Texto: Edgardo Pérez Castillo)

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