Luego de una semana agitada por los resultados de las elecciones en Venezuela, dialogamos con la licenciada en relaciones internacionales, Lucila García, quien compartió un profundo análisis sobre la situación actual del país latinoamericano y el impacto de las recientes elecciones en la región y a nivel global.
En diálogo con el programa de televisión ATP, Lucila García, licenciada en relaciones internacionales, compartió su visión sobre la actual crisis en Venezuela, destacando la falta de transparencia en las elecciones y las repercusiones internacionales de esta situación. «No sabemos si se puede decir que efectivamente se celebraron elecciones democráticas,» afirmó García, subrayando la incertidumbre que rodea los resultados electorales y la falta de transparencia en el proceso.
La entrevistada señaló que esta falta de transparencia ha llevado a la activación de diversos organismos internacionales que buscan evaluar la situación y emitir sus opiniones. Sin embargo, la división entre los países de la región es evidente, con algunos apoyando la legitimidad del proceso y otros denunciando posibles fraudes. «No hay transparencia en estas elecciones. Que no haya transparencia implica la activación de diferentes organismos internacionales,» explicó. Este panorama de incertidumbre ha debilitado aún más las ya frágiles instituciones venezolanas, exacerbando las crisis humanitaria, política, económica e ideológica que enfrenta el país.
En el ámbito regional, varios países han llevado la cuestión a la Organización de Estados Americanos (OEA), activando la Carta Democrática para cuestionar la validez de las elecciones. Sin embargo, esta acción ha sido bloqueada por otros países, complicando aún más la situación diplomática. «La OEA activa la Carta Democrática, una cláusula que permite llevar a cuestionamientos a las elecciones de los diferentes países que se creen que fueron de fraude o antidemocráticas,» comentó García. La postura de Brasil ha sido particularmente destacada por García, quien la considera estratégica y mediadora, dado su histórico vínculo con Venezuela y su capacidad de diálogo tanto con Maduro como con otros actores internacionales. «Brasil está tomando un rol de mediador muy importante en la región que le va a dar una legitimidad y un poder de toma de decisión con respecto a la región y a los otros países,» agregó.
La Unión Europea, por su parte, mantiene una postura de neutralidad, evitando inmiscuirse directamente en los asuntos de Venezuela. Esta estrategia se alinea con la política de no intervención en los conflictos internos de otros estados, especialmente en un contexto tan volátil como el de Venezuela. García subrayó que cualquier intervención directa, especialmente por parte de Estados Unidos, podría desencadenar un conflicto de mayores proporciones, dada la implicación de aliados internacionales como China e Irán. «Si Estados Unidos llega a meterse por la fuerza en Venezuela, es guerra,» advirtió, destacando los riesgos de una escalada militar.
Finalmente, concluyó que la situación en Venezuela requiere un análisis detallado y una respuesta cautelosa por parte de la comunidad internacional. La clave, según ella, está en permitir que los procesos democráticos internos se desarrollen y en observar de cerca el comportamiento de las instituciones venezolanas en las próximas semanas y meses. «La estabilidad de la región y el respeto a la soberanía nacional deben ser las prioridades en cualquier decisión futura,» concluyó, enfatizando la necesidad de una solución pacífica y diplomática.
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