La distinción la entregó el rector Enrique Mammarella. Fue el jueves 9, en el Paraninfo, en el marco de la agenda conmemorativa por los 40 años de la recuperación de la democracia.
El 30 de octubre y el 10 de diciembre de 1983 son dos bisagras en la historia reciente de Argentina, y en la vida de José Ignacio López. Llevaba 22 años en el ejercicio del periodismo cuando Raúl Alfonsín, lo convocó para que fuera su vocero presidencial. Los 40 años transcurridos desde aquellos primeros pasos de la democracia, lo trajeron este jueves hasta la Manzana Histórica de la Universidad Nacional del Litoral, para participar del panel “Democracia y periodismo”, y recibir la distinción como Visitante Ilustre de manos del rector Enrique Mammarella.
“José Ignacio López es una figura ejemplar, protagonista y símbolo de una época, de honestidad intelectual, conducta intachable, coraje y prudencia a la vez, compromiso y vocación de servicio; y fundamentalmente, de ética profesional y personal, un verdadero formador de ciudadanía, que es la misión que compartimos los universitarios”, dijo el Rector en el inicio del acto, que tuvo lugar en el Paraninfo. La idea del reconocimiento se gestó hace un año, junto al secretario de Relaciones Institucionales de la UNL, Javier Aga, como parte de una planificación transversal a distintos programas de la casa de estudios y de su responsabilidad como universidad pública “para reconstruir el tejido social en tiempos de crisis, saldar la grieta, formar mejores ciudadanos en nuestra región y en particular para conmemorar cuatro décadas de recuperación de la democracia”, señaló Mammarella.
López agradeció el reconocimiento y en particular la invitación a ser parte del panel, que tiene puntos claros de contacto con el proyecto audiovisual “Memoria para construir”: “Agradezco esta posibilidad de poner mi memoria, desde que me inicié en el periodismo en 1961, en La Nación, al servicio de una construcción colectiva. Creo que una de las tantas rémoras que tenemos que superar, es la de buscar en el pasado los errores del otro, y desconocer los propios”.
“Tenemos que celebrar estos 40 años, que son obra de todos”, agregó. “Los que vivimos aquel octubre y diciembre de 1983 como una fiesta, recuperamos la libertad y nos reencontramos. En ese momento pudimos recuperar lo mejor de la política, no solamente el conflicto, la tensión y el debate, sino fundamentalmente la construcción compartida. Eso es lo que nos puede aportar este ejercicio de memoria, en particular en el periodismo, que con todos los cambios que ha tenido por la revolución tecnológica, tiene que seguir al servicio de ese reencuentro”.
Preocupado por la calidad del debate público, señaló que “estamos ante una crisis moral muy profunda de todas las dirigencias, que incluyen a los periodistas que tenemos o tuvimos responsabilidades dirigenciales”. Y sostuvo que “una buena tarea del periodismo en este tiempo es trabajar por la recuperación de la conversación social, el respeto por el otro, por escucharlo y respetarlo de verdad, desde la humildad y la responsabilidad”.