«Estos testimonios nos permiten establecer una red de víctimas mucho más amplia, de al menos 4.815», declaró el psiquiatra infantil Pedro Strecht, al frente de una comisión que investigó el tema.

Sacerdotes y otros miembros del clero católico de Portugal abusaron sexualmente de al menos 4.815 menores desde 1950, según una comisión de investigación que anunció este lunes sus conclusiones tras escuchar a cientos de víctimas.

«Estos testimonios nos permiten establecer una red de víctimas mucho más amplia, de al menos 4.815», declaró el psiquiatra infantil Pedro Strecht en una rueda de prensa en Lisboa, reportó la agencia de noticias AFP y reprodujo Télam.

Los miembros de la comisión de expertos expusieron durante dos horas, de forma cruda y detallada, las conclusiones de 512 testimonios validados junto con sus investigaciones en los archivos de la iglesia y sus entrevistas con sus altos responsables de la jerarquía.

«El informe publicado hoy revela una realidad dura y trágica. Creemos sin embargo que el cambio está en marcha», dijo el presidente de la Conferencia Episcopal Portuguesa (CEP), el obispo de Leiria-Fátima, José Ornelas.

«Pedimos perdón a todas las víctimas», añadió, refiriéndose a una «herida abierta que nos (…) avergüenza», tras asistir a la presentación del informe.

El Papa Francisco tiene previsto viajar a la capital portuguesa en agosto para las jornadas mundiales de la juventud y podría reunirse con las víctimas, indicó recientemente el arzobispo auxiliar de Lisboa, Américo Aguiar.

La investigación sobre el clero de Portugal fue encargada en 2021 por la iglesia de este país de arraigada tradición católica. En octubre, un equipo de seis expertos, encabezado por Strecht, anunció que había registrado 424 testimonios legítimos de presuntas víctimas pero advirtió que el número total era «mucho mayor».

Los hechos denunciados revelan «situaciones graves que persistieron durante décadas, que se hacen más evidentes cuanto más se retrocede en el tiempo y que, en algunos lugares, adquirieron proporciones verdaderamente endémicas», concluyó el equipo en octubre, durante un primer balance.

La mayoría de los crímenes denunciados prescribieron, pero 25 acusaciones fueron transmitidas a las autoridades judiciales, que abrieron investigaciones.

Uno de esos casos es el de Alexandra, el segundo nombre de una mujer de 43 años que prefiere permanecer en el anonimato y fue violada por un sacerdote cuando se preparaba para la vida de monja a los 17 años.

«Es muy difícil hablar del tema en Portugal», un país en el que el 80% de la población se define como católica, explica Alexandra, que ahora es madre, se formó en informática y trabaja como ayudante de cocina. «Llevaba muchos años guardando este secreto, pero sentía que era cada vez más difícil gestionar eso sola», cuenta durante una entrevista telefónica con AFP. Llegó a denunciar a su agresor ante las autoridades eclesiásticas, pero se sintió «ignorada».

Tres años más tarde, los expertos de la comisión independiente ofrecieron escucharla y proporcionarle un apoyo psicológico.

En abril, el cardenal-patriarca de Lisboa y máximo prelado de la iglesia portuguesa, Manuel Clemente, se declaró dispuesto a «reconocer los errores del pasado» y a «pedir perdón» a las víctimas.

«Que los obispos pidan perdón no significa nada para mí. No sabemos si lo dicen en serio», replicó Alexandra, que dijo sentirse «asqueada» por la iglesia y su encubrimiento de los abusos sexuales.

El Papa Francisco, quien viajará a la capital portuguesa en agosto, podría reunirse con las víctimas. Ante los miles de casos que han salido a la luz en todo el mundo y las acusaciones de encubrimiento, el Pontífice prometió en 2019 erradicar los abusos sexuales a menores del clero en el seno de la iglesia.

Varios países publicaron informes sobre estos delitos, entre ellos Francia, Irlanda, Alemania, Australia o Países Bajos.

Los obispos portugueses se reunirán a principios de marzo para sacar conclusiones del informe y «erradicar en la medida de lo posible esta lacra de la vida de la Iglesia», declaró en enero el secretario de la conferencia episcopal, el padre Manuel Barbosa.

FuenteTélam
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