Y por la misma tarea. Así lo expresó Carlos Azoge, presidente del Colegio de Enfermería de Santa Fe, al plantear las demandas del sector. “En el interior profundo, el enfermero se encuentra muy solo”, acotó.

“No tenemos en demasía enfermeros intensivistas. La pandemia vino a visualizar eso. Formamos intensivistas de una manera no correcta porque tuvimos que sacarlos en un corto período”. De esa manera, Carlos Azoge, presidente del Colegio de Enfermería de Santa Fe, se expresó en torno a la realidad del sector. En diálogo con Ciudadanos (que se emite este domingo, a las 20, por Somos Santa Fe, Somos Rafaela y Somos Rosario), el colegiado aclaró que un enfermero o enfermera intensivista “demanda una formación científica y una formación práctica de no menos de cuatro años”.

En tal sentido, ponderó el trabajo hecho por sus pares en los momentos más álgidos de la propagación de la Covid 19. “Hoy, esos colegas están un proceso de formación continua”.

En el plano de las grandes ciudades santafesinas como en toda la provincia, la urgencia del sector se vincula “con una estabilidad laboral que no está”. “En la parte pública, ha ingresado un número importante de colegas y están bajo una modalidad contractual, que se denomina ‘contrato Covid’. No cobran por idéntico trabajo al que cobra el personal de planta”, cuestionó y consignó que perciben un 40% menos “por hacer la misma tarea”. “Es una situación muy injusta porque fueron los colegas que se incorporaron en esta pandemia. Si ellos no hubieran ingresado, el sistema de salud se hubiera quebrado a pedazos”, aseveró.

Al ser consultado sobre las demandas de la enfermería en los distintos puntos provinciales, Azoge precisó que “son distintas”. “Las demandas en el interior están atravesadas por grandes necesidades. El enfermero en las regiones del interior profundo muchas veces se encuentra muy solo, producto de que en la mayoría de los efectores el médico no está permanentemente”, planteó. Por esa razón, enfermeros y enfermeras “tienen que salir al paso y resolver situaciones límite, desde la picadura de una víbora venenosa hasta un parto de alto riesgo”.

De todas formas, en algunos efectores de las localidades más pequeñas “se ha logrado formar el recurso humano autóctono de enfermería”. “Eso es muy valioso porque conocen la idiosincrasia del lugar. Esos colegas podrían aspirar a otras condiciones en las grandes urbes, pero deciden volver a su localidad. Hay un sentido de pertenencia muy fuerte”, subrayó Azoge.

FuenteRDP
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