Especialistas recomiendan ofrecer el test a todas las personas sexualmente activas porque «el tratamiento hoy prolonga la vida».
El 30% de los nuevos diagnósticos de VIH en Argentina se realizan en forma tardía mientras que un 13% de las personas que viven con el virus lo desconoce. Por esa razón, organizaciones y especialistas llaman en la víspera del Día Mundial del Sida a realizarse el test ya que «cualquiera que tenga relaciones sexuales puede contraer el virus» y los tratamientos permiten una buena calidad de vida y pueden evitar la transmisión.
En Argentina, el diagnóstico tardío se define como aquel que ocurre cuando una persona se encuentra en una situación sintomática, con o sin criterio definidor de Sida y/o con un conteo de CD4 (unas células del sistema inmunitario que alertan ante la presencia de patógenos) menor a 200.
«Llegar a un diagnóstico en forma tardía no implica que el cuadro no puede revertirse, pero puede ser mucho más complicado. El énfasis está puesto en el testeo porque en la actualidad existen tratamientos que permiten que las personas tengan una muy buena calidad de vida», indicó Diego Salusso, médico e investigador de la Fundación Huésped.
Pero hay más: cuando el tratamiento se respeta adecuadamente permite controlar el virus a valores de carga viral indetectables, aportando un beneficio no solo individual, sino colectivo, al evitar la transmisión por vía sexual.
«La evidencia científica sobre lo que se denomina Indectable=Intransmisible (I=I) ya es clara. Esto lleva a fijar objetivos a nivel mundial para poner un freno a la pandemia de VIH. Para 2030 el mundo se ha propuesto que al menos el 95% de las personas con VIH sepan que lo tienen; que el 95% de éstos accedan al tratamiento y que el 95% de quienes toman la medicación tenga su carga viral indetectable», dijo Salusso. En este contexto, conocer que se tiene el virus es el primer paso.
Testeos: seguros, confidenciales y gratuitos
«Lo que vemos es que en ocasiones se pierden situaciones de contacto con el sistema de salud que podrían ser importantes para el diagnóstico, porque algunos médicos no tienen incorporado el ofrecimiento del test como parte de los controles de rutina», advirtió.
Por otra parte, muchas veces las personas no se perciben en riesgo, por lo que el mensaje para todos es que hay que pedir el test y también ofrecerlo, aseguró Salusso.
En la misma línea, Raúl Mejía, Jefe del Departamento de Medicina Ambulatoria del Hospital de Clínicas, señaló que se recomienda ofrecer el test a todas las personas sexualmente activas porque «el tratamiento hoy prolonga la vida».
«El test de VIH no se pide solo. Cuando se solicita desde la consulta médica se lo tiene que hacer junto a otras enfermedades de transmisión sexual como sífilis, hepatitis B y C y en el contexto de un diálogo con el paciente; esto debería suceder en realidad con todos los estudios que uno indica, siempre habría que decirle a la persona que consulta qué se le está pidiendo y por qué», apuntó Mejía.
En relación con el pedido de estudio de otras enfermedades, un informe de Onusida estableció que la coinfección por hepatitis C y VIH se registra en todos los grupos de población clave con mayor riesgo de infección por VIH y, dentro de ellos, en las personas usuarias de drogas inyectables.
Esto se debe a la facilidad con la que ambos virus se transmiten por el contacto con sangre contaminada al compartir instrumental cortopunzante no esterilizado.
La hepatitis C puede no dar síntomas, pasando desapercibida durante décadas, mientras va dañando el hígado y pone en riesgo la vida. Además, la evolución a cirrosis es más rápida entre las personas que viven con coinfección por VIH.
Las enfermedades hepáticas se han convertido en una causa de muerte importante entre las personas que viven con el VIH coinfectadas por el virus de la hepatitis B o C
Otra problemática puntual que Mejía identificó es que, más allá de las estadísticas, en el consultorio se observa que la percepción del riesgo en las personas mayores es inferior que en el resto de la población respecto a la posibilidad de infección por VIH.
«Ni el paciente ni el médico muchas veces consideran que puede tener el virus por el prejuicio de que no tienen una vida sexualmente activa», sostuvo.
En el mismo sentido, Salusso señaló que a medida que aumenta la edad crece el porcentaje de personas que llegan tarde al diagnóstico; y a la vez, las personas mayores están teniendo cada vez más casos por distintos factores. «No están acostumbrados al uso de preservativo, no tienen percepción de que están en riesgo, forman nuevas parejas al separarse o enviudar», describió.
En Argentina los testeos son seguros, confidenciales y gratuitos, y la nueva Ley nacional N° 27.675 de respuesta integral al VIH, hepatitis virales, otras infecciones de transmisión sexual y tuberculosis, que se aprobó este año, sigue garantizando la confidencialidad de los test que pueden realizarse sin orden médica.
Por otra parte, en el artículo 16 de esa Ley se establece la obligatoriedad del ofrecimiento de la prueba diagnóstica del VIH y las hepatitis B, C y otras ITS en las “consultas de las especialidades establecidas por la autoridad de aplicación”.
El ofrecimiento debe ir acompañado de información científica pertinente y actualizada acorde al grado de autonomía progresiva y al contexto sociocultural.
Por otra parte, el personal de salud está obligado a ofrecer la prueba de VIH, hepatitis B y C y sífilis a las personas gestantes, en cumplimiento de la ley 25.543, ampliando sus alcances al período de lactancia y a sus parejas sexuales.
Además de los hospitales y centros de salud, existen en el país cientos de lugares donde se pueden realizar test rápidos.
El ofrecimiento debe ir acompañado de información científica pertinente y actualizada acorde al grado de autonomía progresiva y al contexto sociocultural.
Por otra parte, el personal de salud está obligado a ofrecer la prueba de VIH, hepatitis B y C y sífilis a las personas gestantes, en cumplimiento de la ley 25.543, ampliando sus alcances al período de lactancia y a sus parejas sexuales.
Además de los hospitales y centros de salud, existen en el país cientos de lugares donde se pueden realizar test rápidos.
«En aquel momento eran muchas pastillas (lo que se llamaba vulgarmente cóctel) con varias tomas por día y con muchos efectos adversos; en la actualidad esto cambió drásticamente; la mayoría de los tratamientos son combinaciones de dos o tres medicamentos y vienen en un sólo comprimido que se administra con una toma diaria», indicó Salusso.
También hay nuevos tratamientos inyectables, que se administran cada uno o dos meses, y que fueron recientemente aprobados en Europa y EEUU, aunque aún no están disponibles en la Argentina.