En Alemania, el presidente argentino también pidió por el diálogo entre Ucrania y Rusia.
El presidente de la Nación Alberto Fernández hizo un llamado a los países integrantes del G7 a resolver «el sistema económico que genera pobreza y permite que la riqueza se acumule en unos pocos», al tiempo que convocó a Rusia y Ucrania a dialogar para resolver el conflicto bélico que tiene repercusiones negativas en todo el mundo.
«El problema no es la pobreza. El problema a resolver es el sistema económico que la genera y permite que la riqueza se acumule en unos pocos», subrayó el mandatario argentino al cerrar su primera participación de la jornada en la Cumbre de Líderes que tiene lugar en el Schloss Elmau, con una frase que también tiene resonancia en la política nacional.
Ante los líderes de Alemania, Estados Unidos, Canadá, Japón, Reino Unido, Italia y Francia, el presidente hizo hincapié primero en la guerra en Ucrania y señaló: «Soy consciente de que solo 1800 kilómetros separan este recinto de donde se está librando una guerra».
«Argentina condenó la invasión de Ucrania por parte de la Federación de Rusia. Una vez más reclamamos el pleno apego a todos los principios del multilateralismo. Creemos en la solución pacífica de las controversias y en el pleno respeto de los derechos humanos», resaltó Fernández, que revisó el discurso junto al canciller Santiago Cafiero y el titular de la Cámara Baja, Sergio Massa.
En su primer mensaje del día ante el plenario, sostuvo que el país «desde un comienzo reclamó el cese de las hostilidades» y ahora llama a «impulsar el diálogo entre las partes involucradas».
«La historia da cuenta de que cada conflicto terminó, con acuerdos logrados sobre la base de iniciativas concretas. Tomemos ya la iniciativa en procura de la paz. Hagámoslo antes que sea demasiado tarde. El mundo entero, y no exclusivamente Europa, precisa una paz duradera, resistente y sólida», indicó.
«La guerra que nos ocupa es una tragedia. Los flujos comerciales y la logística, ya seriamente dañados durante la pandemia, llegaron a un punto crítico. Los mares están militarizados. La guerra promueve el gasto en armamentos en detrimento de la inversión en proteínas, salud o educación que tanto necesita la humanidad», afirmó el jefe de la Casa Rosada.
A la vez, hizo un llamado a reflexionar sobre el pasado y recordó que «el 27 de junio de 1947, hace hoy 75 años, se inició la conferencia de París que abrió el camino al Plan Marshall que ayudó a Europa a recuperarse tras la Segunda Guerra Mundial».
«En América Latina y el Caribe no soñamos con un nuevo Plan Marshall. Nunca tuvimos uno. Pero soñamos con un nuevo orden internacional donde los esfuerzos se equilibren y las ventajas se distribuyan con criterios de equidad. Soñamos con no ser discriminados por el mundo central y condenados a la marginalidad y al olvido», aseguró el jefe de Estado.
Fernández volvió a hacer referencia al Papa Francisco, al señalar que «nadie se salva solo», y pasó al segundo punto central de su discurso: la ingeniería financiera internacional.
«Quiero alzar mi voz en esta Cumbre para abogar por la construcción de una nueva arquitectura financiera internacional que incluya a las periferias del mundo. Los Derechos Especiales de Giro emitidos por el FMI constituyen una oportunidad para mejorar las condiciones sociales. La canalización de los DEG’s a través del Fondo de Resiliencia y Sostenibilidad debe incrementarse incluyendo a los países de renta media», destacó Fernández.
En un nuevo llamado a la comunidad internacional, sostuvo que «no deben ser instrumentos destinados a engrosar las reservas de bancos centrales que no los necesitan», sino que «deben tener un sentido social capitalizando bancos regionales para financiar infraestructura requerida para el desarrollo que el cambio climático además exige».
«La política de sobrecargos cobrados por el FMI también debe ser revisada. Constituyen una penalización inadmisible en las circunstancias dramáticas que hoy vivimos. Así lo recomendó el G20 antes de que la guerra se desatara. Los derechos fiscales para las grandes corporaciones multinacionales, especialmente en la economía digital; el impuesto mínimo global como medio de implementación de protección climática; y un nuevo marco de tratamiento de las deudas soberanas también requieren una urgente implementación», subrayó.
A su entender, «es un auténtico escándalo que no perdonarán las futuras generaciones, el hecho de que se esté incrementando el presupuesto mundial en armamentos destructivos, mientras aún no se han cumplido los aportes mundiales para el Fondo Verde del Clima».
«Construir una paz sustentable supone también construir una paz climática. Sin ella solo asistiremos a un aumento de migraciones forzadas y a la disminución de la productividad económica. El dolor que la pandemia nos ha causado es enorme. Se llevó consigo millones de vidas. Ahora que esa pandemia comienza a ser controlada, una guerra nos somete a un tiempo de zozobra que la humanidad no merece ni resiste. Es hora de cambiar este presente y empezar a construir en paz una humanidad más justa», afirmó. Y cerró: «Es hora de entender, de una vez y para siempre, que el problema no es la pobreza. El problema a resolver es el sistema económico que la genera y permite que la riqueza se acumule en unos pocos».