La activista evocó el derrotero de la Ley de Identidad de Género y bregó por la unidad de distintos colectivos sociales ante “el avance de la derecha”.

La referencia de Alejandra Ironici en la lucha por los derechos de las personas trans es indiscutible. A 10 años de la sanción de la denominada Ley de Identidad de Género, la activista repasó los años de pelea que finalizaron en un documento elevado al Congreso de la Nación. En su paso por ATP, comentó: “No tenía como alquilar mi casa y otra militante, otra compañera, me llevó a vivir a Buenos Aires. Ella me presentó a todas las compañeras trans que ya venían trabajando por la ley”.

Tras esa experiencia, Ironici regresó a Santa Fe donde contrató a un abogado debido a que “el Estado no puede litigar contra el propio Estado”. “Es por eso que el decreto del (ex)gobernador Hermes Binner tuvo que pasar por el Poder Judicial para no ser declarado inconstitucional”, evocó.

Sobre la norma ahora en vigencia, la militante resaltó que “no salió de una galera”. “Hubo mucho trabajo. Fueron 70 años de lucha de todo el movimiento travesti trans. Hubo muchas personas que ya no están y que se fueron sin un nombre”, recalcó y aludió, también, a la pelea por derechos como el trabajo y la vivienda que el colectivo trans emprende a diario. Y definió: “La Ley de Identidad de Género me permitió tener una imagen, una identidad y ser una ciudadana de primera. También me permitió acceder al Plan Médico Obligatorio. También fui la primera en operarme por el sistema de salud público”, subrayó. Por lo demás, Ironici lanzó una advertencia en torno “al avance de la derecha”. “Hay que estar más unidos que nunca y apoyándonos entre todas las minorías. Hay que trabajar la diversidad no separada del contexto de los pueblos originarios, sino todos de forma conjunta para que la derecha no nos golpee fuertemente. Queremos abrir el panorama para trabajar insertadas en la sociedad como personas”, planteó.

Artículo anteriorLas conexiones de Alvarado con el poder
Artículo siguienteFelipe Vergara: “Entré al laboratorio y nunca me fui de ahí”