Tal es una de las conclusiones de un reciente estudio realizado por el Observatorio Integrar en nuestra ciudad. La edificación y la falta de espacios verdes son dos de los determinantes. Otro dato clave: en 1988, el promedio de temperatura de superficie fue de 32ºC, y en 2019, el promedio subió a 33.5ºC.

Las altas temperaturas y las altas marcas de sensación térmica, que son noticia cada verano en la región y el país, se acoplan al mentado cambio climático que tiene como efecto directo un calor cada vez más intenso. Esta realidad tiene en la ciudad de Santa Fe la particularidad del crecimiento “hacia el norte con y la disminución de las coberturas vegetales naturales en detrimento de mayor cantidad de superficies construidas, ya sea en la frontera hacia dentro de sus territorios, tanto así como el aumento tímido de espacios verdes y disminución de superficie construida en los distritos centrales”.

Esa es una de las conclusiones del informe “Árboles, plazas y calor urbano: la desigualdad verde en la ciudad de Santa Fe”, elaborado por el Observatorio Social y Económico Integar. El estudio se encargó de abordar “las islas de calor urbanas” que se definen como la diferencia de temperatura entre un área determinada en el espacio urbano y sus alrededores. Y pueden encontrarse a partir de plataformas satelitales con la técnica de la teledetección óptica al estimar la temperatura de superficie terrestre (TST).

El trabajo observó cómo se distribuyen las temperaturas en el ejido urbano y, posteriormente, se clasificó la cobertura del suelo (vegetal, urbana, suelo sin cobertura y agua). Así se compararon los 1988 y 2019 durante los meses de noviembre de esos años (días 23 y 29, respectivamente). Y los resultados fueron los siguientes:

1. En 1988, el promedio de temperatura de superficie para la ciudad de Santa Fe fue de 32ºC. Para 2019, este promedio asciende a 33.5ºC.

2.  Para 1988 las temperaturas de superficie varían entre 24º y poco más de 37ºC. Mientras que hacia 2019, estas lo hacen entre poco más de 25º y 39ºC.

3.  Las coberturas sufren variaciones a medida que aumentan las zonas construidas. 45% del territorio está construido en 1988, mientras que en 2019 este valor es de 54%.

4. Las coberturas de vegetación disminuyen. En 1988, 42% del territorio dentro de los distritos de la ciudad, está cubierto por vegetación. En 2019, el 38%.

6. Los distritos que más variaciones sufren en términos de cobertura y TST son los del noroeste, norte y noreste. Se trata de los distritos que más han crecido en superficie construida, como así también en TST.

7. En los espacios verdes diseñados, el 4% es vegetación densa, mientras que el 57% es rala. A su vez, el 30% es superficie construida, y el restante corresponde a otro tipo de coberturas (agua, suelo descubierto).

8. En las plazas y parques, donde la cobertura es vegetal, la TST promedio ronda los 29ºC.

9. Los espacios verdes diseñados, plazas, parques y ciclovías, están mayormente ubicadas en los distritos este y centro. En estos, el 80% del territorio se ubica dentro de los 400m alrededor de los espacios verdes. En los demás distritos, el 50% y menos.

10. Los barrios más calientes se encuentran al norte de bulevar, en la franja que se extiende hacia el norte entre Aristóbulo del Valle y Blas Parera.

Esas variaciones se traducen en desigualdades en los microclimas. En tal sentido, la publicación de Integrar plantea el interrogante en torno a si “¿son las plazas y parques suficientes en la ciudad?” Y la respuesta indica que “del sondeo de estas áreas verdes diseñadas (plazas, parques y reserva ecológica) y teniendo en cuenta la población censada en 2010, el área es de 4.86m2/hab”, mientras las recomendaciones internacionales sugieren al menos 10m2/hab.

De estos espacios verdes diseñados, casi el 4% está compuesto de vegetación densa (árboles), el 57% de vegetación rala, baja (por ejemplo, pasto) o en crecimiento, el 30% de superficies construidas, 6% de superficies sin cobertura y el restante agua.

Dicho de otra forma, en los distritos centro y este una vecina o vecino tiene más de un 80% de probabilidades de vivir a menos de 400m de una plaza o parque. Pero en el oeste, sudeste o norte que tiene menos de 50% de probabilidades de vivir a 400m de un espacio verde diseñado, y desde 20% y menos, vecinos y vecinas de los distritos noreste, noroeste y Costa.

Sobre los barrios más calurosos, el informe apunta al distrito oeste, seguido por el este, centro, norte y noroeste. “Sin embargo, los barrios del centro muestran temperaturas uniformes, a diferencia de barrios del noroeste y norte donde la diferenciase produce entre cuáles están en los márgenes de la ciudad y cuáles no”.

Otro factor en este asunto se inscribe en que en los distritos noroeste, norte y noreste son los que han mostrado un mayor crecimiento de las coberturas de superficies construidas entre 1988 y 2019. “A la par de este fenómeno, los barrios del interior de estos distritos y que han crecido en superficies construidas desde finales de los ’80 son los que muestran mayores temperaturas medias. Esto significa que no cuentan con coberturas vegetales con temperaturas más bajas, son islas de calor casi en sentido estricto, han crecido solo en superficie construidas ¿sin planificación de por medio y por ende sin espacios verdes?”, se plantea el artículo.

Entre las conclusiones, se destaca que “a diferencia de 1988, en 2019 el aumento de temperaturas de superficie es más pronunciado en los barrios donde las construcciones son bajas, debido a que la energía del sol llega más uniformemente a toda la superficie. Por esa razón, hacia 2019 en el centro, donde hay mayor cantidad de edificios que proyectan su sombra, se observa que las temperaturas de superficie son menores”.

“En los barrios del oeste hacia el norte encontramos mayores temperaturas promedio, posiblemente debido a que son barrios que han crecido no solo hacia las zonas de sus fronteras naturales sino también hacia adentro, ocupando antiguos espacios verdes naturales. Nos preguntamos si significa que este crecimiento se ha producido sin planificación. Estos barrios han perdido un importante número de espacios verdes, los que a finales de los ‘80 los hacían barrios más frescos que la zona céntrica”.

También se observa que “las plazas y parques han sido emplazadas en su mayoría en el centro-sudeste de la ciudad”.

En la comparación entre 1988 y 2019, el informe concluye:

“El aumento de las temperaturas a la par de la reducción de la cobertura vegetal. Y la concentración de plazas y parques/espacios verdes públicos diseñados en el centro-este-sudeste de la ciudad. (Además), las islas de calor urbana: barrios con promedios temperaturas de superficie más elevados en el oeste y norte de la ciudad de Santa Fe”. A modo de análisis y propuesta, el informe finaliza diciendo que “detectar las islas de calor, es particularmente importante para diseñar políticas públicas ambientales de reforestación, ya que menor cantidad y calidad de estos espacios verdes significa no solo aumento de TST y mayor consumo de energía por el aumento de esas temperaturas, sino también pocos espacios de dispersión al aire libre, menos sombra, menos absorción del agua de lluvia, peor calidad de aire por la ausencia de árboles y, por ende, riesgos para la salud física y mental de las vecinas y vecinos de la ciudad”.

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