Se cumplen por estos días 20 años de los días en que se produjo una crisis social, económica, política e institucional. La protesta ganó las calles, hubo represión y asesinatos.

Por estos días se cumplen dos décadas de aquel diciembre aciago que marcado por la desocupación, un estallido económico y una crisis política e institucional. Aquellos días, de represión y asesinatos, se produjo una serie de sucesos que tuvo como emblema la salida del gobierno de Fernando De la Rúa en helicóptero de la Casa Rosada que derivó en los mentados cinco presidentes en una semana.

Pero aquel diciembre de 2001, además, estuvo marcado por lo que supuso el corralito que impidió que los ahorristas pudieran disponer de sus ahorros. Las medidas tomadas por quien fuera ministro de Economía, Domingo Cavallo. Eso determinó que la clase media, cada vez más hundida, saliera a las calles, se concentrara frente a los bancos cerrados y emergiera la protesta bajo la forma de cacerolazos. Esa protesta estuvo acompañada por los piquetes de los sectores más bajos que ya se encontraban en una situación desesperante. El estallido social se tradujo en una frase que quedó impresa en las páginas de la historia argentina: “Que se vayan todos”.

En nuestra provincia, en ese contexto, una de las figuras del reclamo social fue la de Claudio “Pocho” Lepratti quien supo decir “bajen las armas que acá hay pibes comiendo”. Lepratti fue asesinado por la policía.

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