¿Alguna vez se preguntaron qué relación tiene el bienestar social con el sitio donde uno vive? Ser feliz o no, tener proyectos laborales o querer migrar tiene relación con la localidad en la que vivimos y las oportunidades que nos ofrecen. La Fundación COLSECOR realizó por segundo año consecutivo un estudio sobre el bienestar social.
Durante el mes de julio, la Fundación COLSECOR llevó adelante la Medición de Calidad de Vida en Pueblos y Ciudades, relevamiento que se propuso indagar por segundo año consecutivo sobre un conjunto de indicadores sobre el bienestar en la vida cotidiana, así como la satisfacción con el lugar donde se habita.
Los cuatro ejes sobre los que se estructuró la Medición de Calidad de Vida en Pueblos y Ciudades fueron: Bienestar personal, Satisfacción con la vida en su localidad, el tercero abordó temas variados como la migración, confianza social, el futuro, Estado y mercado, mientras que el cuarto indagó en la participación comunitaria.
Muchas veces las proyecciones personales –por más ambiciosas que sean– se ven limitadas por los recursos y oportunidades que nos rodean y eso se vuelca en el bienestar social. Según el informe, los consultados se sintieron más insatisfechos este año que el pasado, independientemente del lugar de residencia.
Otro dato del informe que guarda relación con la ciudad o pueblo que se habita, es la referida a la inspiración a realizar proyectos. En este punto, son los jóvenes de 15 a 24 años los que se llevan el mayor promedio de inspiración, pero comparado con aquellos que no saben qué los inspira, están igualados un 50 a 50.
Sorprendentemente, la franja etaria que le sigue a los jóvenes son los que registraron el menor porcentaje de inspiración y el mayor en cuanto a conocer qué los inspira, es decir, sin proyectos personales.
Menos felicidad y más estrés
Zygmunt Bauman dijo en varias oportunidades que “todas las ideas de felicidad siempre acaban en una tienda. El reverso de la moneda es que, al ir a las tiendas para comprar felicidad, nos olvidamos de otras formas de ser felices como trabajar juntos, meditar o estudiar”.
Es cuestionable la frase en un mundo donde no abunda el trabajo y las changas son la única salida para muchos, omitiendo la posibilidad de dedicar tiempo al estudio.
Con respecto al informe, los datos indican que hay menos felicidad que en 2020. En la misma categoría, el estudio hace un desagregado por género. En este sentido podemos decir que las mujeres tienen menos felicidad, menos optimismo, más tristeza, más preocupación, más estrés, más intranquilidad comparando los resultados de 2020 y 2021.
Por otro lado, la tristeza habita en las grandes ciudades, según reflejan los datos. En ciudades que tienen entre 35 mil a 100 mil habitantes el 29% de los consultados señaló sentir tristeza frecuentemente. En cambio, aquellos ciudadanos que habitan localidades de entre 10 mil a 35 mil habitantes son los que menos porcentaje registraron.
Otro dato vinculado a la densidad poblacional se inscribe en quienes viven en localidades pequeñas sienten menos insatisfacción laboral y se muestran más conformes con sus ingresos que quienes habitan grandes urbes. Por otro lado, en aspectos como la diversidad de especialidades médicas a más pequeña la comunidad, mayor es la disconformidad.
La encuesta indaga además en la potencialidad migratoria. Este año, el 52% de los participantes del estudio afirma que probablemente se iría al exterior, frente a un 46% del 2020. Por otro lado, la posibilidad de migrar de ciudades grandes hacia las pequeñas dentro de nuestro país se mantiene alta y supera el 50%, al igual que en el 2020. Asimismo, aumenta la potencialidad migratoria de localidades pequeñas a grandes.
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