La crónica de las últimas 48 horas expone la interna del gobierno, tras la caída en las urnas del pasado domingo. Alberto Fernández y de Cristina Kirchner no parecen hallar un punto de acuerdo mientras la situación socioeconómica requiere de medidas urgentes.

María Luisa Lelli

Tras la derrota electoral del Frente de Todos en las PASO del último domingo, el gobierno nacional enfrenta una crisis que tarda en hallar una solución. Luego de la serie de renuncias puestas a dispoción por varios ministros y funcionarios (en línea con el kirchnerismo) el miércoles, el presidente Alberto Fernández se pronunció ayer a través de Twitter. En su mensaje plantó postura al decir: “He oído a mi pueblo. La altisonancia y la prepotencia no anidan en mí. La gestión de gobierno seguirá desarrollándose del modo que yo estime conveniente. Para eso fui elegido. Lo haré llamando siempre al encuentro entre los argentinos”.

La crónica de la víspera, además, cargó un audio de 11 minutos con declaraciones que agravian al primer mandatario en la voz de la diputada Fernanda Vallejos. Según trascendió, se trató de un mensaje privado que se hizo público (sin saberse cómo y por qué) en el que sobresalen sendas descalificaciones y cuestionamientos.

“Todos esperábamos que el enfermo de Alberto Fernández, el okupa de Alberto Fernández, el lunes a las 8 de la mañana estuviera haciendo una conferencia de prensa en un escritorio, con todas las renuncias sobre la mesa, diciéndole a la Argentina, no que había escuchado el mensaje de las urnas como dijo hipócritamente el domingo, porque obviamente se ve que además de ciego es sordo, porque jamás ha escuchado nada y tampoco aprendió nada de Néstor ni de nadie, no lo hizo. Pero no lo hizo. No solamente no lo hizo, no lo quiere hacer».

«Quiere conservar a su núcleo de inútiles, que están ahí todos de prestado, ocupando las oficinas de la Casa Rosada y no han hecho nada. No hay conducción política en el Gabinete porque el jefe de Gabinete (Santiago Cafiero) es un payaso», continuó Vallejos, quien se quejó de que «la política económica se debió subordinar a la política sanitaria y no a la reducción del déficit fiscal y a cumplir con el mandato del FMI». Y acotó sobre el presidente: «Está atrincherado en la Casa Rosada. Es un okupa».

«A este gobierno hay que relanzarlo. Ya fue, fracasó hasta acá. Gestionaron la pandemia, ahora hay que dar vuelta la página y empezar un gobierno nuevo. (…) La dueña de los votos, la dueña de la legitimidad, la dueña del apoyo popular, la dueña de la base de sustentación de este Gobierno y la que lo sentó ahí es Cristina”.

Vallejos, una vez difundido el mentado audio, se manifestó en las redes sociales para lamentar lo sucedido. Lo dicho, dicho está y no es otra cosa que el pensamiento en voz alta de un sector que reniega de las acciones de gobierno, al margen de la agresión a la figura de quien llegó a la Casa Rosada gracias al voto de la mayoría de la ciudadanía en 2019.

Ya hacia la noche de ayer, mientras Alberto Fernández se mantenía reunido con su círculo chico, sin mayores definiciones dadas a conocer, la vicepresidenta lanzó una carta abierta –publicada en su sitio web– en la que esgrime aclaraciones, con datos, fechas y, sobre todo, el reproche a las “operaciones” que, según consignó, surgen del propio gobierno. También aseguró que no pidió la renuncia del ministro de Economía, Martín Guzmán, pero sí modificaciones en la composición del gabinete y sugirió que el gobernador de Tucumán, Juan Manzur, ocupase la jefatura de Gabinete. “…he sufrido un vicepresidente declaradamente opositor a nuestro gobierno. Duerman tranquilos los argentinos… eso nunca va a suceder conmigo”, aseveró Cristina Fernández de Kirchner y le pidió al presidente que “honre la voluntad del pueblo argentino”.

Así como los mensajes van y vienen, a lo que se debe sumar las dimisiones puestas a disposición –sobre las cuales aún se desconoce, al margen de las especulaciones, si serán aceptadas o no–, la situación económica y social que afecta a la mayoría de la población a instancias de la pérdida del poder adquisitivo, los índices de inflación y las dificultades de hallar trabajo, así como los efectos de la pandemia, requieren imperiosas medidas que se demoran ante la exhibición de un desacuerdo grueso y patético en términos políticos.

De la misma manera, se abren eventuales situaciones para el Frente de Todos y la composición del gobierno. Todas ellas se atan a dos factores: el acuerdo con el ala kirchnerista y la apoyatura de Alberto Fernández en otros y otras referentes del peronismo. Sea cual fuese la resolución, lo que la coyuntura demanda es reconocer la expresión de la población por fuera de las torres de marfil y en cercanía de la realidad que se vive en la calle, dejando a un lado los personalismos y las recriminaciones públicas. Porque, en paralelo, los sectores más concentrados de poder no dejan de sentirse inmunes y más poderosos, en consonancia con la desigualdad social que crece ante una movilidad ascendente absolutamente paralizada.

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