Como consecuencia de la histórica bajante del río, se registra “mayor carga de minerales y de sales” lo cual modificó el sabor. Sin embargo, no hay riesgos para el consumo humano.

La histórica bajante del río Paraná y la sequía que impera en el Litoral argentino motiva que desde Aguas Santafesinas (ASSA) se brinde una serie de aclaraciones, mientras desde los estamentos gubernamentales se monitorea la situación. “El panorama es complejo, desde muchas aristas. Desde lo ambiental, las cuestiones urbanísticas, económicas y sociales. En el caso de la empresa, supone un desafío que ya viene atravesando desde hace un año y medio por la bajante sostenida y pronunciada. Los pronósticos de la Instituto Nacional del Agua (INA) no son alentadores. Por lo tanto, la empresa va definiendo nuevas estrategias”, explicó el vocero de ASSA, Germán Nessier, en contacto con ATP.

Acerca de las medidas concretas, detalló que se modificaron los ciclos de funcionamiento del parque instalado de bombeo de las dos tomas que tienen la ciudad de Santa Fe. “Se reforzó el funcionamiento de los equipos. Se prolongaron las tuberías que tienen que ver con las bombas de captación en el caso del río Santa Fe. También se introdujeron bombas sumergibles en esta toma y en el río Colastiné”, precisó.

En este contexto, Nessier también dio cuenta de los motivos del cambio de sabor del agua potable. “Hemos notado un incremento en los aportes de algunos afluentes que tienen los cursos superficiales de agua próximos a nuestras tomas, con mayor carga de minerales y de sales. La empresa hace todos los controles y esto puede incidir en la percepción sensorial. Sin embargo, está garantizada la aptitud para el consumo humano que es lo que define al agua potable como tal”, aseveró el representante de ASSA.

Nación declaró la «emergencia hídrica» ante la histórica bajante del Paraná

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