Lo aseguró el CESO. El relevamiento comprobó que puede gastarse menos en los comercios de cercanía y que, además, hay variedad de productos.
Los precios en los comercios de barrio o de cercanía son en promedio un 8,3% más baratos que en los supermercados y, además, no es cierto que dispongan de poca variedad de productos para elegir, de acuerdo con un relevamiento del Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (CESO).
La entidad realizó un relevamiento que, aseguró, rompe con “dos mitos fundamentales”, ya que “si nos proveemos de los comercios de cercanía y comercializadoras, gastamos menos que en los supermercados” y por otra parte “43 de los 62 productos que sirven para la construcción de la CBA (Canasta Básica Alimentaria) están disponibles dentro del conjunto de las comercializadoras”. “Analizando los precios vemos que en agosto esta canasta fue aún más barata en las comercializadoras: 4619 contra 5040 pesos de los supermercados”, sostuvo la entidad dirigida por el economista Andrés Asiaín.
Para ese mes, se elaboró el índice IPC – ESSyP (Economía Social, Solidaria y Popular) que arrojó una baja del 0,11%, fundamentalmente por la caída del 17,17% en Bebidas y 1,23% en Alimentos secos.
En cuanto a la posible falta de productos en los comercios barriales, CESO indicó que está “asociada a la necesidad de inversiones” en las que los supermercados cuentan con más recursos, como la “logística precisa para la cadena de frío y/o análisis de procesos de logística”. “Es por ello central fortalecer programas para el sector para que puedan acceder a mejor infraestructura, créditos para poder ampliar sus escalas y transportes”, planteó.
En ese aspecto, precisó que los faltantes pueden concentrarse en productos como “manteca, carne vacuna, pollos y pescado” por no contar “con posibilidad de sostener las cadenas de frío por falta de inversión en esos equipos” o por “no contar con productores proveedores” en el caso de carnes y café, por ejemplo. La entidad admitió que “tampoco se ofrecen en las comercializadoras pan francés, panificados elaborados como pizzas o empanadas listas para llevar o facturas”, una falencia que “se debe a que dichos productos se producen y se venden en el día, al mismo tiempo que son de consumo cotidiano y no conjuga con el sistema de compra por pedido que utilizan las comercializadoras”.
“Por otra parte, productos como las gaseosas que son muy cuestionados por distintos actores que bregan por una alimentación saludable no están entre las prioridades de productos de este tipo de experiencias. Incluso algunas de ellas deciden no comercializar determinados productos”, indicó. Por otra parte, CESO puntualizó que comprar en comercios de la ESSyP “produce beneficios económicos que no están contabilizados en el precio” como “mejores ingresos para los productores, acceder a pequeños productores y emprendedores y productos sanos”.