Sostuvo que más allá de la pandemia, la zona ya estaba “muerta” desde antes. Afirmó también que la ordenanza vigente no se puede cumplir. Está viviendo en su local para evitar los robos.
Jorge Reynoso es un empresario de la noche santafesina que manifestó su desesperación por la situación en la que se encuentra su local La Pirámide a la vera de la ruta 168. La pandemia y la consiguiente cuarentena le dieron el toque de gracia al sector que hoy no tiene actividad, pero que desde antes ya presentaba complicaciones.
“Estos espacios son diseñados como lugares masivos, por ende, hasta la decoración es a tal efecto, si quiero reacomodar espacialmente, funcionalmente, hay que subdividir, achicar, redecorar, y obviamente tener un lugar para que vengan 100, 200 o 500 personas, cuando hay una habilitación para 6429,la ecuación económica no cierra”, dijo Reynoso en el programa televisivo Apto para Todo Público.
“El problema es de fondo, porque más allá de la situación de cuarentena y que nos atienden muy bien en el ministerio de la Producción y estamos viendo qué hacemos y cómo reformulamos, se hizo una ordenanza que no se pudo respetar y no sé si esta gestión cuando termine la cuarentena va a poder hacer que se respete la norma que le da lógica y sentido de funcionamiento, todos los negocios que hay en bulevard son pubs porque hay una definición muy explícita de la ordenanza, y deberían tener restricciones, saquemos la cuenta, 200 barcitos, a 50 o 100 personas por bar, no queda gente que pueda llegar a estos lugares para los que invertimos”, argumentó.
“Nos trajeron a un lugar con estacionamiento para 500 vehículos, pero si contamos que acá deben venir 15 mil personas debe haber espacio para 3700 vehículos, nos sugerían que le digamos a los clientes que dejen el vehículo del lado de la ciudad y crucen los puentes caminando, o sea un absurdo”, narró el empresario santafesino.
“No había lugar para estacionar, no había presencia policial, metían multas a la gente que venía de afuera, la obra no está terminada, la iluminación tampoco, la accesibilidad es mala y la circulación deficiente”, especificó.
Recordó que “el pasado 31 de diciembre hicimos una fiesta y tuvimos 169 personas, mientras que en La Rural, un lugar prohibido, hubo cinco mil personas”.
De la misma forma, mencionó que “no pudieron cerrar Villa Dora y República, dos lugares emblemáticos de la cumbia, entonces nos quedaría la alternativa de dedicarnos a ese rubro, como hicimos, la respuesta era que no podían cerrar porque eran medidas antipáticas, era un lugar emblemático, que le tenían miedo a los organizadores”.
También indicó que “hay dos lugares que construyeron y son propietarios, pero todavía no tienen escritura, nosotros le alquilamos al propietario del terreno porque yo no era propietario de lugar bailable preexistente, me negaron la posibilidad de comprar, nuestro problema es que construimos en un lugar alquilado”.
En cuanto a su sensación, Reynoso describió que “literalmente esto es una estafa, nos dijeron vengan acá, con las condiciones que nos dice la ordenanza, con este marco, hagan de cuenta que invierten más de U$S 1.000.000 para un depósito, con la garantía de que ese depósito es sólo para ese lugar, entonces qué debemos hacer, ponernos un chaleco con explosivos, abrazarme y detonarte, no queda otra salida, porque ahora qué van a hacer ¿cerrar los 200 pubs y bares que son hermosos y la gente los usa? ¿van a cerrar los clubes de cumbia? ¿prohibir los salones de fiestas como habían prometido? ¿cómo vamos a funcionar nosotros con la psicosis de eventos masivos? Esta es una zona para la cual la cuarentena fue una guillotina, pero ya estábamos muertos mucho antes”.
Reynoso, en medio de esta situación también está viviendo en su local: “en este último mes nos entraron a robar cuatro veces, incluso atrincherado acá te vas a comprar algo al hipermercado, volvés en 15 minutos y te robaron”.